El expresidente de México Ernesto Zedillo lamentó hoy en Madrid que el G20 no haya cumplido sus mayores compromisos y destacó la necesidad de decisiones políticas para atajar la vulnerabilidad que ha demostrado la crisis en EEUU y Europa.
En una conferencia en homenaje al exministro de Asuntos Exteriores español Francisco Fernández Ordoñez y en la que participó el actual jefe de la diplomacia española, Jose Manuel García-Margallo, Zedillo explicó que la idea de crear el G20 surgió en un informe para la ONU en cuya elaboración participó, y se mostró decepcionado por los resultados «insatisfactorios» de la agenda que fijaron los líderes.
El expresidente mexicano y García-Margallo coincidieron en que la situación actual a nivel global requiere decisiones y compromisos políticos.
Al recordar la famosa frase del expresidente de EEUU Bill Clinton envió a su rival electoral George Bush, de que «es la economía, estúpido», Zedillo dijo que ahora lo que se ajustaría a la realidad es decir «es la política, estúpido», al referirse al desfase de la globalización y la localidad de la política, tema en el que se centró la conferencia.
Zedillo lamentó que el G20 no haya cumplido sus compromisos iniciales, entre los que citó las reformas financiera y del Fondo Monetario Internacional y del Banco Mundial, la Ronda de Doha en comercio y una coordinación en materia de política macroeconómica.
Después de más de cuatro años del G20, «mi evaluación es negativa», dijo Zedillo, quien alertó sobre «episodios que amenazan en convertirse en una guerra de divisas».
También se refirió «al desfase» en la manera de relacionarse los políticos con los ciudadanos.
El expresidente mexicano recordó los momentos difíciles que atravesó en su mandato, especialmente la conocida como «crisis tequila» de 1994, y reconoció que México «estuvo a punto de declararse en suspensión de pagos» a raíz del pánico financiero, un fenómeno que cuando ocurre puede cambiar las cosas «muy rápido».
A la crisis «tequila» sucedió la de Rusia y la de Brasil, lo que, a su juicio fueron indicios claros de que la globalización a parte de los beneficios traía, también plantea «enormes desafíos».
«No teníamos los instrumentos» para contener los efectos negativos de la globalización o una crisis global, señaló Zedillo, al recordar que fue esa una de las razones que los líderes del G20 acordaron coordinar sus políticas monetarias, lo que no han cumplido.
Zedillo recordó que cuando Fernández Ordoñez fue ministro de Asuntos Exteriores hubo una etapa en las relaciones hispano-mexicanas caracterizada por una mayor «cercanía», porque el diplomático español «tuvo la visión de apreciar que México podía ser el gran socio de España en Iberoamérica».
Por su parte, el ministro español de Asuntos Exteriores destacó que la crisis en la zona euro no es económica, sino política, muestra de ello es que las cifras macroeconómicas son mejores en Europa pero los inversores prefieren invertir en EEUU y Japón «porque no confían en la voluntad política de los europeos de reformar nuestra arquitectura institucional».
Los inversores «desconfían en definitiva de que estemos a la altura de los tiempos», señaló, al aludir recientes encuestas que indican que el 50% de la población europea es contraria a la UE y a los partidos clásicos.
«Estamos en un momento refundaciónal de la UE», dijo al subrayar que «la Unión Europea o da un salto político o no será».
España también está en un momento refundacional, lo que requiere «un gran consenso nacional», dijo al abogar por un consenso «extremo» y «profundo» entre los principales partidos para salir de la crisis económica y social de valores que atraviesa el país y de la que, en su opinión, no lo van a salvar los programas de austeridad.
(EFE).-