El presidente chino, Xi Jinping, y el primer ministro japonés, Shinzo Abe, mantuvieron hoy su primer encuentro en casi dos años, en el que coincidieron en su deseo de reducir las tensiones bilaterales.
Xi declaró a su homólogo nipón que ambas partes deberían «dejar a un lado las interrupciones» y tratar de volver a impulsar sus lazos hacia la normalización lo más pronto posible.
El presidente chino, como anfitrión de la cumbre del G20, trató de mostrar una postura dialogante y defendió que los dos países pueden resolver sus diferencias en el Mar de la China Oriental a través del diálogo y de consultas mutuas, para ser capaces de garantizar conjuntamente la paz y la estabilidad en la región.
Abe había declarado poco antes a la prensa japonesa que Japón y China, al ser vecinos, tienen, como es natural, asuntos pendientes y problemas, aunque aseguró que deseaba conversar sobre ellos con Xi para ayudar a mejorar la relación entre los dos.
Ambos países (así como Taiwán) se disputan desde hace décadas las islas deshabitadas del archipiélago Diaoyu (Shenkaku en japonés), aunque la tensión en la zona, en la que se han descubierto recursos gasísticos bajo las aguas, aumentó desde 2012 y sigue habiendo frecuentes roces de barcos y aviones nipones y chinos en ese área.
Antes del encuentro entre Abe y Xi, fuentes de la delegación nipona en el G20 adelantaron que su primer ministro tenía la intención de reclamar «contención» a Pekín y de proponer el establecimiento de una línea de comunicación directa, así como una serie de encuentros regulares, para evitar nuevos encontronazos.
Precisamente por su relación de vecindad, China y Japón son países «importantes y cercanos» el uno para el otro, recalcó Xi.
Esta reunión entre Xi y Abe, con motivo de la cumbre del G20, fue la primera en casi dos años, desde la cumbre del foro APEC en Pekín en noviembre de 2014.
Según Xi, el punto de partida de Pekín para restaurar la normalidad con Japón (que las islas disputadas son chinas pero las dudas deben resolverse dialogando) no ha cambiado, aunque debido a la tensión actual, los lazos bilaterales han entrado en una fase crítica en la que «no hacer ningún progreso significa retroceder».
En ese sentido, indicó que Tokio y Pekín deberían aprovechar el aniversario de los 45 años que se cumplirán en 2017 desde la normalización de sus relaciones tras la Segunda Guerra Mundial.
Hangzhou (China), 5 sep (EFE).-