Fue un interrogatorio intenso pero con escasos resultados. Hora y media estuvo Theresa May respondiendo a las preguntas de los 27 jefes de gobierno. Un intento de conseguir respuestas concretas sobre los planes y los posibles apoyos con que cuenta la primera ministra británica, que dejó insatisfechos a sus colegas. “Fue evasiva”, dijeron fuentes diplomáticas. No les convenció, con lo cual la cumbre de la UE siguió el rumbo trazado de antemano, con los 27 encerrados solos en un debate que se alargó mucho más de lo previsto.
Se barajaron varias fechas, y al final la Unión europea concedió la prórroga pedida por el Reino Unido pero más corta y contemplando dos escenarios distintos. Si la próxima semana el parlamento británico aprueba el Acuerdo de Retirada, el Brexit se retrasa hasta el 22 de mayo. En caso contrario, si Westminster rechaza por tercera vez aquella propuesta, entonces el plazo será más breve, sólo hasta el 12 de abril. Y espera que el Reino Unido indicará como proceder antes de que llegue esa fecha.
En definitiva, el plan A, el deseado, pero que los 27 no confían mucho que se pueda llevar a cabo, incluye la aprobación por el parlamento británico del Acuerdo de Retirada. Esto facilitaría mucho las cosas, garantizaría una salida ordenada, y con un margen de tiempo extra para poder realizar los trámites legales y preparar la salida. Dos meses de tiempo para prepararlo todo.
Pero, dado que es posible, incluso probable, que los parlamentarios británicos voten una vez más en contra del acuerdo, hay un plan B. Se trata de retrasar el Brexit como hasta el 12 de abril, que es la fecha que, según la legislación británica, el Reino Unido tiene margen para convocar elecciones al Parlamento Europeo. De esta forma se le da un margen al gobierno británico para que decida lo que plantea hacer. “Lo que significa es que hasta esta fecha (12 abril) todas las opciones quedan abiertas”, dijo el presidente del Consejo europeo, Donald Tusk.
La reunión empezó con una propuesta de la presidencia, de Donald Tusk, de ofrecer una prórroga hasta el 22 de mayo siempre condicionada a que el parlamento británico aprueba la próxima semana el Acuerdo de Retirada. No era lo que pedía May que en la carta que envió a Donald Tusk el miércoles solicitaba una prórroga más larga, hasta el 30 de junio, pero aquí ganaban terreno las tesis más rígidas del servicio jurídico de la Comisión Europea, que advertían de los riesgos institucionales y políticos en caso de que un país aún miembro no convocara estas elecciones.
En todo caso, la propuesta abrió un debate que se demostró mucho más intenso y más largo de lo esperado, con discusión sobre las posibles extensiones que se podían ofrecer y también sobre las posibilidades de que el parlamento británico acabara aprobando el Acuerdo de Retirada la próxima semana.