Tras superar dos veces un cáncer durante su infancia y adolescencia, la investigadora peruana Diana Merino es ahora uno de los 2.000 científicos que han empezado a trabajar en el nuevo centro de investigación del hospital infantil Sick Kids de Toronto.
El flamante Centro de Investigación y Aprendizaje Peter Gilgan, situado en el centro de la mayor ciudad canadiense y a escasos metros de Sick Kids, es la mayor torre de investigación médica infantil del mundo y contiene laboratorios con la tecnología más avanzada del momento.
Merino es uno de los centenares de científicos que trabajará en el centro, una torre de 21 pisos que ha costado 400 millones de dólares y que se inauguró hace pocos días para concentrar toda la investigación del Hospital Sick Kids de Toronto, una de las instituciones líderes del mundo en sanidad pediátrica.
Merino, de 27 años de edad, declaró en una entrevista con Efe que la torre Gilgan «va a incrementar la investigación y la colaboración entre científicos porque todos van a estar en una misma torre».
Merino se encuentra en su cuarto año de doctorado investigando un tipo de cáncer cerebral infantil.
«Es bien conocido que en niños, el cáncer cerebral es uno de los más frecuentes, después de la leucemia. El cáncer que yo estoy estudiando es muy raro. Se llama carcinoma del plexo coroideo», dijo Merino.
«El profesor con el que estoy estudiando es un líder experto en diferentes síndromes de cáncer y uno de los tumores que están asociados con el síndrome de Li-Fraumeni que él estudia es este carcinoma, así que él tiene una de las colecciones más grandes de todo el mundo de este tipo de tumores», explicó Merino.
Un doble encuentro con el cáncer de Hodgkins, la segunda vez poco después de llegar a Canadá en 2001, provocó que Merino se convirtiese en investigadora de cáncer pediátrico.
La primera vez que a Merino se le detectó cáncer (linfoma de Hodgkins) fue cuando tenía 12 años, en Lima.
«Mi familia emigró de Perú en 2001. Y cuatro meses después, haciendo un chequeo porque antes había tenido cáncer, encontraron que todavía tenía rezagos de ese cáncer. Esa es la razón por la que vine a Sick Kids a tratarme una segunda vez del segundo cáncer. Así es cómo comenzó mi relación con Sick Kids en el año 2002», explicó.
«El tratamiento consistía en quimioterapia mensual que duraba hasta seis días, y para eso sí tenía que estar acá», dijo.
«Y después de la quimioterapia hicieron un trasplante de células madres. Agarraron mis propias células madres y las inyectaron, después de un tratamiento bien riguroso. Estuve en un cuarto de aislamiento un mes, más o menos. Fue un poco difícil estar en aislamiento durante un mes», continuó.
«Pero el servicio en Sick Kids es extraordinario. Después de eso tuve radiación durante dos meses», dijo la investigadora.
En Sick Kids, Merino era una «veterana».
«Ya tenía 15 años así que estaba un poco más consciente del sufrimiento que los niños estaban pasando y quería ayudarlos porque sabía cómo se sentían. Y mis papás también ayudaron a los padres de esos niños porque era la segunda vez por lo que estaban pasando esto», declaró.
Pero su paso por Sick Kids también sirvió para que Merino descubriese su pasión.
«Estaba en aislamiento y veía cómo los doctores trataban de saber más y trataban de entender más sobre la situación. Hablaban de los estudios médicos que habían descubierto que esta terapia médica es mejor que la otra por esta y esa razón», dijo.
«Me abrió los ojos a ver que tal vez yo podría hacer algo en la ciencia. Me dio la idea de poder hacer una carrera en cáncer pediátrico, cáncer infantil y tratar de ayudar a los niños que están en la misma condición que yo», explicó.
Ahora su objetivo es tener su propio laboratorio en el nuevo centro de investigación de Sick Kids.
«Va a poder ayudar no solo a los niños de Canadá y Toronto sino de todo el mundo. Somos líderes en el estudio de diferentes cánceres infantiles y de diferentes enfermedades infantiles. Y este edificio va a ayudarnos a seguir siendo líderes para poder ayudar a cualquier niño que esté enfermo», declaró Merino.
Por ejemplo, según dijo a Efe Caitlin McNamee, una de las portavoces de Sick Kids, en los últimos cinco años alrededor de 120 niños de Latinoamérica han sido pacientes del hospital.
«Después de mi doctorado pienso hacer un post doctorado y quisiera hacerlo en cáncer infantil porque me apasiona ese tipo de investigación. Y después venir a Sick Kids y tratar de ayudar a los niños acá como ellos me han ayudado a mí», terminó señalando. Julio César Rivas
Toronto (Canadá), 6 oct (EFE).-