Un jueves de enero, Normand Meunier llegó al hospital de Saint-Jérôme (Que.) con un virus respiratorio. Semanas después, saldría con una fuerte llaga que eventualmente lo llevaría a buscar asistencia médica para morir (MAID).
Meunier, de 66 años, había sido camionero antes de que una lesión en la médula espinal en 2022 le dejara paralizados los brazos y las piernas.
Antes de ser ingresado en una cama de cuidados intensivos por su tercer virus respiratorio en tres meses este invierno, Meunier estuvo atrapado en una camilla en la sala de emergencias durante cuatro días.
Su pareja, Sylvie Brosseau, dice que sin tener acceso a un colchón especial, Meunier desarrolló una importante llaga por presión en las nalgas que finalmente empeoró hasta el punto en que los huesos y los músculos quedaron expuestos y visibles, lo que hizo que su recuperación y su pronóstico fueran sombríos.
«Noventa y cinco horas en camilla, es inaceptable», dijo Brosseau dijo a medios.
«Cada vez que vamos al hospital, es mi deber decirles que Normand es tetrapléjico y necesita un colchón de presión alterna… No entiendo cómo puede suceder esto, porque un colchón es lo más básico».
Brosseau dice que aunque defendió a su pareja, le dijeron que había que pedir la cama especial.
‘No quiero ser una carga’: Meunier
Sin acceso a un colchón que cambie los puntos de presión para prevenir la formación de escaras, la posición del paciente debe cambiarse con frecuencia, dice Jean-Pierre Beauchemin, geriatra jubilado y profesor de la facultad de medicina de la Universidad Laval.
«Cuando estás acostado, siempre en la misma posición, hay una hiperpresión entre el hueso y la piel», dijo Beauchemin.
«Una úlcera por presión puede abrirse en menos de 24 horas y luego tardar mucho en cerrarse».
Las nalgas, los talones, los codos y las rodillas son especialmente vulnerables.
Generalmente es necesario un horario de rotación cada dos horas para una persona confinada en cama, según una hoja de referencia del Ministerio de Salud de Quebec.
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