Un gran meteorito cayó hoy en una zona poblada de la región rusa de los Urales, donde dejó un millar de heridos y causó pánico entre la población, horas antes del paso de un asteroide a sólo 27.000 kilómetros de la Tierra.
«Había varias decenas de fragmentos bastante grandes (del meteorito), de los cuales varios llegaron hasta la Tierra», afirmó Vladímir Puchkov, ministro para Situaciones de Emergencia de Rusia, según las agencias locales.
Científicos rusos han montado un laboratorio en la zona para estudiar los restos del meteorito bautizado ya como el «Bólido de Cheliábinsk», ya que es en esa región de los Urales donde cayó el cuerpo astral.
Al principio se pensó que se trataba de una lluvia de meteoritos, lo que fue negado por la agencia espacial rusa, Roscomos, que confirmó que se trataba de «un cuerpo celeste, un meteorito, que se movía a una velocidad de 30 kilómetros por segundo a una trayectoria baja».
El director del observatorio astronómico de la Universidad de Irkutsk, Serguéi Yazev, aseguró que el meteorito tenía cerca de 50 toneladas de peso, mientras otros expertos afirmaron que su diámetro medía entre uno y varios metros.
Algunos científicos han relacionado la caída del meteorito con el asteroide denominado 2012DA14 que pasará hoy a apenas 27.000 kilómetros de la Tierra, la mayor aproximación de un objeto cósmico peligroso a nuestro planeta de la que tiene constancia la agencia espacial estadounidense NASA.
El meteorito cayó a unos 80 kilómetros de la ciudad de Satka, cabecera del distrito del mismo nombre, sobre las 09.20 hora local (03.20 GMT), pero la onda expansiva afectó a varias regiones adyacentes y hasta a la vecina república centroasiática de Kazajistán.
«Cuando sonaron las ensordecedoras explosiones pensábamos que era un terremoto. Los niños que patinaban en ese momento en el hielo se cayeron debido a la ola expansiva», afirmó Alexandr Martents, residente en la ciudad Cheliabinsk.
Según el gobernador de Cheliabinsk (3,5 millones de habitantes), unas 950 personas resultaron heridas debido a la caída de los fragmentos del meteorito, mientras varios miles de casas sólo en esa ciudad resultaron afectadas por la onda expansiva.
Las autoridades cifran en 100.000 metros cuadrados los cristales de las ventanas que saltaron por los aires debido a las explosiones, lo que dejó a centenares de viviendas sin protección en pleno invierno.
Según el Ministerio de Sanidad, dos personas se encuentran en estado grave y otras 22 de mediana gravedad debido a diversos traumas, heridas y cortes, muchos de ellos provocados por cristales.
«En las noticias hemos oído que han aumentado los niveles de radiación y que es aconsejable quedarse en casa y cerrar las ventanas», comentó una farmacéutica de la localidad de Kopeisk a RIA-Nóvosti.
No obstante, Puchkov aseguró que «no se ha registrado un aumento de los niveles de radiación», lo que fue corroborado por el jefe sanitario ruso, Guennadi Oníschenko.
Este funcionario llamó a la población local a no caer presa del pánico, argumentando que los niveles de radiación están dentro de la norma y que en las poblaciones afectadas hay calefacción, luz y agua.
«Nadie nos advirtió sobre este fenómeno. Yo pensaba que había sido una explosión de gas. Y después cuando salí a la calle vi en el cielo una gran estela roja», señaló la farmacéutica.
Y agregó que «la gente tiene miedo de que no la dejen salir durante varios días a la calle, por lo que hace acopio de medicinas. La gente compra vendas y agua oxigenada, ya que estallaron las ventanas. Y también tranquilizantes como valeriana (…), ya que todos están con estrés».
Pese a que los expertos aseguran que los fragmentos del meteorito no son radiactivos, el Ministerio para Emergencias ha aconsejado a la población que no se acerque si encuentran alguno cerca de sus viviendas.
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional aseguraron que no vieron la caída del meteorito, ya que en ese momento sobrevolaban Nueva Guinea.
En cuanto a una posible repetición del fenómeno, el experto en meteoritos de la Academia de Ciencias de Rusia, Dmitri Badiukov, lo descartó.
«No hay amenaza de repetición. Los meteoritos caen de manera periódica, pero muy rara vez. La repetición de dicho fenómeno es prácticamente imposible», dijo. (EFE).-