En Canadá, el panorama político se ha visto afectado por la controversia generada a partir de la denuncia interpuesta por el partido conservador, sobre irregularidades en la otorgación de contratos a WE Charity; debido a que familiares del Primer Ministro estuvieron vinculados y además, recibieron dinero a cambio de participar en los eventos realizados por dicha organización.
Este escándado ha ido escalando y formado revuelo a nivel nacional e internacional, ante esto, el primer ministro, Justin Trudeau, en una rueda de prensa se excusó ante el “error” que cometió al no tomar cartas en el asunto en el momento adecuado, y aceptó que debía haber estado más informado sobre todos los convenios que tenían sus familiares con esta y otras organizaciones benéficas al rededor del territorio canadiense.
Ante estas graves acusaciones que salpicaban al Primer Ministro, sus familiares y los miembros de WE, las acciones interpuestas por el partido conservador tomaron fuerza, al hacer un llamando a Trudeau a comparecer ante el comité de finanzas de la Cámara de los Comunes, y explicara los gastos que se encuentran en el contrato con WE, el cual fue posteriormente cancelado.
A la lista de testigos por el caso, no solo se suma el Primer Ministro, sino el ministro de finanzas, Bill Morneau, dado que estos no se retiraron de las discusiones del gabinete sobre el contrato con WE, el cual alcanza la suma de $19.5 millones de dólares. Dento de la lista se encuentran también el secretario del Consejo Privado Ian Shugart, la ministra de Diversidad e Inclusión y Juventud Bardish Chagger, un viceministro principal de Empleo y Desarrollo Social de Canadá y un representante de Volunteer Canada.
Por su lado el PND, su postura es neutra, pero aseguraron que el interés de todos los ciudadanos, es llegar al fondo y encontrar todas las respuestas ante un posible caso de fraude.
Ante la cancelación del contrato y negarse a tomar los fondos asignados para el proyecto, WE Charity decidió despedir a 450 empleados que habían sido llamados para administrar el CSSG.
Ante este panorama de incertidumbre no solo de los canadienes por el modo en que relamente se están usando sus impuestos, sino de los beneficiarios de dicho programa, la reflexión de todo esto es ¿y si la oposición no hubiera dado a conocer el “error” cometido por el gobierno, los familiares de Trudeau se hubiesen beneficiado del dinero público y ningún canadiense se enteraría?