El nuevo primer ministro canadiense, el liberal Justin Trudeau, exhibirá en la reunión del G20 en Turquía y la cumbre COP21 de París el radical cambio que está imprimiendo a la política canadiense tras los casi diez años del régimen del conservador Stephen Harper.
El primer viaje internacional previsto de Trudeau será la Cumbre del G20 que se celebrará los días 15 y 16 en Turquía, en la que se tratará, entre otros temas, la crisis de refugiados.
La cumbre de los países ricos y emergentes será la primera oportunidad para que Trudeau, de 43 años, exhiba en el escenario internacional el profundo cambio de estilo y contenido que ya ha empezado a aplicar en el terreno doméstico.
En contraste con el anterior Gobierno del conservador Stephen Harper, derrotado en las urnas el pasado 19 de octubre, Trudeau se ha comprometido a facilitar la llegada a Canadá de 25.000 refugiados sirios para finales de año.
Harper, en el poder de febrero de 2006 hasta octubre de 2015, únicamente permitió la llegada de 2.300 refugiados sirios en este periodo y sólo después de una intensa campaña de organizaciones sociales y ciudadanos en favor del aumento de las cuotas de entrada.
Para poder cumplir su promesa de aceptar 25.000 refugiados sirios en tan corto plazo, el nuevo ministro de Inmigración de Canadá, John McCallum, está considerando la posibilidad de utilizar bases militares en territorio canadiense para alojar de forma temporal a los recién llegados.
En una entrevista emitida ayer por la noche en la televisión pública canadiense CBC, McCallum afirmó que «todas las opciones están sobre la mesa. Desde luego, las bases militares son una posibilidad, como lo es otros alojamientos. Estamos trabajando sin parar y todavía no hemos determinado las modalidades».
Aunque McCallum no ha revelado los detalles de la llegada de miles de refugiados sirios a Canadá, se espera que Trudeau aproveche la Cumbre del G20 para anunciarlos y revertir la política del anterior Gobierno canadiense.
El otro gran escenario internacional en el que Trudeau escenificará el radical cambio que se está viviendo en Canadá será la cumbre COP21 sobre el cambio climático que se celebrará en París en diciembre.
Durante el régimen de Harper, Canadá no sólo incumplió sus compromisos internacionales en materia de lucha contra el cambio climático sino que, para muchos, fue un activo obstáculo en las negociaciones para alcanzar acuerdos globales.
Una de las decisiones más controvertidas e inusitadas de Harper fue la salida en 2010 de Canadá del Protocolo de Kioto, el único país que ratificó y posteriormente abandonó el tratado internacional.
Trudeau no sólo viajará a París sino que ha invitado a los gobiernos de las provincias canadienses y de los partidos de la oposición a que lo acompañen por entender que la lucha contra el cambio climático es un frente común para todas las administraciones de Canadá.
En contraste, no sólo Harper no hizo acto de presencia en reuniones similares en las que se trató el cambio climático sino que en muchas ocasiones envió funcionarios de bajo nivel y llegó a impedir la presencia de otros representantes de la sociedad canadiense.
Si a nivel internacional Trudeau quiere empezar rápidamente a distanciarse de su antecesor, en el ámbito doméstico la labor empezó desde el mismo momento en que fue investido primer ministro de Canadá el pasado 4 de noviembre.
La primera decisión de Trudeau tras asumir el cargo fue restaurar el censo nacional obligatorio que fue cancelado en 2010 por Harper.
La decisión está cargada de simbolismo: la polémica cancelación del censo fue interpretada por muchos como la señal de que Harper no estaba dispuesto a tomar decisiones políticas sobre la base de datos sino de ideología.
Este temor se confirmó cuando el anterior Gobierno conservador silenció a todos los científicos que trabajan para la administración pública al negarles la posibilidad de hablar sobre su trabajo ante los medios de comunicación y el público en general.
Ayer, el nuevo ministro de Ciencia, Navdeep Bains, también canceló la censura científica.
«Nuestro Gobierno valora la ciencia y tratará a los científicos con respeto», dijo en una declaración el ministro.
«Por eso, los científicos y expertos gubernamentales podrán hablar de forma libre sobre su trabajo con los medios de comunicación y el público», añadió Bains.
Julio César Rivas /Toronto (Canadá), 7 nov (EFE).-