Los expertos critican a la alcaldía de Toronto, por lo que hoy es una Carta de Intención pero que muy pronto se convertirá en un acuerdo, en el cual la capital de Ontario quedará en desventaja ante la FIFA y la MLSE por ser una de las ciudades sede de la copa mundial de futbol 2023.
Con tantos problemas que enfrenta Toronto, los expertos se preguntan cómo la ciudad puede hacerse de la vista gorda con los contribuyentes mientras ayuda a la FIFA y MLSE a generar ganancias con el mundial 2026.
Según la carta de intención, los contribuyentes de Toronto ahora asumirán los costos de la Copa Mundial de la FIFA 2026, mientras que Maple Leaf Sports & Entertainment (MLSE) buscará generar millones de dólares en ingresos.
La FIFA, la MLSE y la ciudad de Toronto formaron una sociedad anfitriona para la Copa del Mundo, un acuerdo que, según algunos expertos, beneficia enormemente a la MLSE y pone en riesgo a la ciudad y al contribuyente.
De acuerdo con una carta de intención publicada el pasado 10 de febrero y compartida con diferentes medios, la FIFA y MLSE no serán responsables de ningún costo asociado con la Copa del Mundo; en cambio, la ciudad de Toronto pagará la totalidad de la factura.
“Ningún gobierno debería celebrar un contrato en el que el público asuma todo el riesgo financiero y el socio privado obtenga parte de las ganancias”, dijo el concejal Gord Perks del Distrito 4, Parkdale-High Park.
El acuerdo llega en un momento en que los expertos cuestionan las prioridades de la ciudad. Gil Meslin, Gerente de Investigación y Desarrollo de Artscape Toronto y planificador urbano, llama a esto otro ejemplo de «privatizar las ganancias y socializar los riesgos/pérdidas», todo mientras Toronto enfrenta problemas más graves.
La Carta de intención describe varias áreas de cooperación entre la ciudad de Toronto, La FIFA y la MLSE, incluida la planificación, coordinación y promoción del evento. También menciona la importancia de asegurar que la Copa del Mundo beneficie a la comunidad local y deje un legado positivo.
Según una proyección de junio de 2022, el evento le costará a la ciudad de Toronto alrededor de $300 millones.
De acuerdo con la Carta de Intención, los ingresos netos generados por los juegos para la concesión de licencias y la venta de los derechos comerciales del evento se dividirán entre La FIFA, la MLSE y la ciudad hasta un máximo de $10 millones. Cualquier exceso de ganancias se dividirá 60/40, y la ciudad se beneficiará en última instancia.
La carta dice que la FIFA y la MLSE se mantendrá financieramente «íntegra» para su función, «incluido un enfoque de transparencia total sobre todos los costos y desafíos».
Los costos masivos asociados con el acuerdo están causando preocupación, luego de que el periódico Toronto Star informará inicialmente sobre los detalles de la asociación.
Como, por ejemplo, La FIFA y la MLSE no facturará un margen de beneficio por los costos de licencias comerciales y la gestión de proyectos. Sin embargo, a una tarifa de $150/hora más gastos, La FIFA y MLSE cobrarán a la ciudad de Toronto por los servicios de marketing, promoción y marca.
Entre otros costos, se incluyen, las mejoras en el BMO Field de propiedad municipal, que alberga equipos operados por MLSE el Toronto Argos y el Toronto FC. Es un proyecto que se estima le costará a la ciudad $25 millones, junto con los gastos relacionados con las mejoras Se agrega, los costos de trasladar temporalmente a los equipos Argos y el Toronto FC a un lugar provisional mientras se adelantan la remodelación del BMO durante seis semanas, estos gastos correrán a cargo de la alcaldía de la ciudad.
Los costos masivos asociados con la reconstrucción del campo están causando que los expertos se pregunten por qué la FIFA y la MLSE obtuvo tal trato mientras que otros programas importantes siguen sin fondos suficientes.
“El problema que tenemos es que no tenemos los ingresos ni los fondos para pagar programas críticos”, dijo el concejal Perks.
“Tenemos una gran cantidad de personas sin hogar. Nuestro sistema de tránsito, en realidad estamos recortando el servicio. Así que tenemos lugares más importantes para gastar este dinero”.
Para Michael Naraine, profesor asociado de gestión deportiva en la Universidad de Brock, llevar la Copa Mundial de la FIFA a Toronto, un evento mundial que será televisado a miles de millones de hogares, “es una prioridad, pero la gestión del evento en sí no es una prioridad”.
Se pregunta si la ciudad de Toronto tiene la capacidad de gestionar un evento tan grande por su cuenta, sin la ayuda de una empresa de deportes y entretenimiento de primer nivel como la MLSE.
Si bien la Carta de Intención no es un acuerdo final, su objetivo es establecer el marco para futuros acuerdos de alojamiento entre las dos partes, lo que genera conversaciones y preocupaciones entre críticos y partidarios.
¿Es justo el trato de la MLSE para los ciudadanos de la ciudad de Toronto?
El 16 de junio de 2022, Toronto fue anunciada como ciudad anfitriona oficial de la Copa del Mundo de 2026, junto con otras 16 ciudades importantes de América del Norte. Al menos cinco partidos de fútbol se llevarán a cabo en el BMO Field de Toronto, y los funcionarios de la ciudad esperan que el evento produzca un legado significativo para los habitantes de Toronto.
Toronto ha estimado que albergar la Copa del Mundo generará 3.300 puestos de trabajo, 174.000 visitantes que pernoctarán y producirá 307 millones de dólares en producto interno bruto.
“El acuerdo de asociación entre la ciudad y MLSE limita la capacidad de MLSE para generar ganancias a partir del proyecto”, dijo Alex Burke, Gerente de Relaciones con los Medios de la Ciudad de Toronto, en una declaración a los medios.
Aunque los expertos suelen estar de acuerdo en que la ciudad de Toronto tendría dificultades para gestionar un evento de este tipo por su cuenta, los críticos siguen cuestionando las prioridades de la ciudad.
En Twitter, los expertos están encendiendo las alarmas y se pregunta cómo la ciudad puede gastar hasta $300 millones para albergar cinco partidos de fútbol “en un momento en que no puede permitirse albergar a personas, operar autobuses o mantener la infraestructura”.
Jennifer Keesmaat, planificadora urbana canadiense y exjefa de planificación urbana de Toronto, también se pronunció en contra del acuerdo en Twitter. Ella dice que el trato solo le cuesta al contribuyente, y cuestionó si esto es realmente a lo que el contribuyente canadiense quiere que se destinen sus dólares.
