Venezolanos opositores, convocados por su líder, Juan Guaidó, protestarán la tarde de este martes contra el presidente, Nicolás Maduro, en el quinto día de un apagón que dejó a oscuras a casi todo el país y mortifica a la población con la falta de agua y comida.
«Convoco a todos los venezolanos a tomar las calles y avenidas más cercanas. El cese de la usurpación dependerá de nuestra movilización masiva y organizada en las calles», pidió Guaidó, jefe parlamentario reconocido como presidente interino de Venezuela por más de 50 países liderados por Estados Unidos. La emergencia, el peor corte de electricidad que afecta a este país de 30 millones de habitantes, mantiene intermitente el servicio en varios sectores, aunque hay zonas del interior sin luz desde el pasado jueves.
La situación tienda a hacerse más tensa. Algunos saqueos se han registrado en Maracaibo (noroeste) y aisladamente en Caracas. El pasado fin de semana, la AFP observó un grupo de civiles armados en motos en el este capitalino.
Maduro empezó la distribución de comida, agua y asistencia a hospitales, donde según Guaidó murió una veintena de personas, mientras que la ONG Codevida dice que fallecieron 15 enfermos renales por falta de diálisis. El gobierno afirma que no hay víctimas.
«Oí un concierto de disparos. Saquearon una panadería y luego en otro local robaron cauchos (llantas). Temprano, vi gente en cola por un kilo de arroz. Los distribuidores hacen tiros al aire para organizar las colas. Mucha tensión», dijo a AFP Alberto Barboza, de 26 años, en Maracaibo, ciudad petrolera.
El apagón colapsó el suministro de agua, ya de por sí deficitario, porque las bombas de los tanques requieren energía para funcionar. Ante ello, muchos intentan aprovisionarse en supermercados o fuentes naturales.
En Caracas, en una medida desesperada, un grupo de personas bajó al canal del contaminado río Guaire para recoger agua en una bocatoma ubicada a un costado. «Tenemos la garganta seca», gritaron a militares que los desalojaron.
Algunos no tienen más remedio que pagar en dólares el agua o la comida. En un país donde hay escasez de dinero en efectivo, la más mínima compra se paga con datáfonos, fuera de servicio por el apagón.
La crispación también afecta a la prensa. Vinculado por el oficialismo con un supuesto sabotaje que provocó el apagón, el periodista y activista de derechos humanos Luis Carlos Díaz fue detenido en Caracas por agentes de inteligencia, según su familia y el sindicato de periodistas.
Guaidó, quien exigió este martes su liberación, presidirá una sesión en el Congreso de mayoría opositora sobre «la grave violación de derechos humanos por parte del régimen», tras reunirse con una misión de la ONU, que el lunes se encontró con el canciller Jorge Arreaza.
Maduro atribuye el apagón a un «ataque cibernético» contra la hidroeléctrica El Guri (Bolívar, sur) por parte de Estados Unidos y la oposición, que a su vez atribuye la crisis a la «negligencia y corrupción» del gobierno. La represa está militarizada, constató un colaborador de AFP.
Ante la prolongación de la crisis, el gobierno volvió a extender hasta este martes la suspensión de jornada laboral y estudiantil que había ordenado el jueves.
Calificando la situación de «calamidad pública», Guaidó decretó el lunes, con el aval del Congreso de mayoría opositora, estado de «alarma nacional» por 30 días, para pedir ayuda internacional en la superación de la crisis.
España, que apoya a Guaidó, ofreció este martes ayuda a Venezuela para solventar el gigantesco apagón, estimando que se debe a un sistema eléctrico «muy deteriorado».
En el decreto, el opositor pidió a los militares «abstenerse de impedir» las protestas y exigió «la inmediata suspensión» del despacho de petróleo a Cuba para evitar una escasez de gasolina en el país, donde ya hay largas filas en las estaciones de servicio ante el temor de que se agote.
Pero la aplicación del decreto es poco probable, pues Maduro cuenta con el apoyo de la Fuerza Armada y, salvo el Congreso, controla todas las instituciones.
Maduro dijo la noche del lunes que detrás del apagón se esconce una estrategia de Guaidó para reactivar el ingreso de «ayuda humanitaria» de Estados Unidos que fracasó el 23 de febrero, y justificar una invasión militar norteamericana.