La rusa Maria Sharapova, exnúmero uno del mundo, intentará conquistar mañana su segundo título de Roland Garros y su quinto de Grand Slam contra la rumana Simona Halep, neófita en duelos de élite.
La rumana, en el cuarto puesto del ránking de la WTA, llega con todo por conquistar y nada que perder. La rusa, octava raqueta del mundo, cuenta con la experiencia de haber conquistado ya los cuatro «grandes».
«No importa quién esté al otro lado de la red. Es una gran oportunidad para las dos y voy a estar ahí hasta el último punto», declaró Sharapova en la conferencia de prensa previa a la final, que se disputará en la pista central Philippe Chatrier a las 13.00 GMT
La rusa no está jugando su mejor tenis -hizo nueve dobles faltas en semifinales- y ha tenido que remontar un set en sus tres últimos partidos, contra la canadiense Eugenie Bouchard en semis (4-6, 7-5 y 6-2), contra la hispano-venezolana Garbiñe Muguruza en cuartos (1-6, 7-5 y 6-1) y contra la australiana Samantha Stosur en octavos (3-6, 6-4 y 6-0).
Pero ha logrado clasificarse para su novena final de Grand Slam y la tercera consecutiva en París, donde se proclamó campeona en 2012 y se prepara para un partido de desgaste.
«Tiene un juego muy sólido. Es una oponente muy física. Contra ella, siempre son partidos muy físicos y tienes que estar preparada para jugar el tiempo que haga falta para ganar el partido», comentó la rusa, de 27 años y afincada en Estados Unidos.
Halep, sin embargo, ha resumido en la tierra batida de París, la misma donde en 2008 se hizo con el trofeo júnior, su fulgurante ascenso en el ránking, donde ya es cuarta, con 22 años.
No ha perdido un set en los seis partidos que ha disputado mientras avanzaba por un cuadro generoso y traslada toda la presión a Sharapova.
«No tengo nada que perder y voy a mantener ese espíritu. Voy a intentar golpear relajada (…). Sé que va a ser difícil gestionar mis emociones en ese momento», resumió tras ajusticiar en semifinales a la alemana de origen bosnio Andrea Petkovic por un doble 6-2.
El duelo entre ambas será una especie de «revancha», reconoció la rumana, que puso en apuros a Sharapova en la final del último Masters 1.000 de Madrid, pero terminó cayendo en tres sets (1-6, 6-2 y 6-3).
«Definitivamente, su nivel se ha incrementado en el último año», sintetizó Sharapova, que ha derrotado a la rumana en las tres ocasiones en las que se han enfrentado, y avisa que la frescura de Halep no merma sus ganas de ganar.
«Aunque sea de otra generación, sigo teniendo hambre», avisó la veterana, que pertenecer a una estirpe que parece extinguirse, en favor de raquetas jóvenes como las de Bouchard y Muguruza, ambas de 20 años, o la propia Halep, de 22.
Sharapova reconoce que las jóvenes tenistas se han abierto camino en este torneo en el que las dos mejores tenistas del mundo, la estadounidense Serena Williams y la china Na li, ambas de 32 años, perdieron en primera ronda.
«Muchas cosas buenas vienen con la nueva generación», remató Sharapova, que intentará impedir que Halep se convierta en la segunda rumana en colocar una copa Suzanne Lenglen en sus estanterías.
Antes lo hizo la que es ahora su representante, Virginia Ruzici, que se proclamó campeona de Roland Garros en 1978 y fue finalista en 1980.
Javier Albisu
