La realidad parece estar hundiéndose para el hombre a punto de convertirse en el primer astronauta canadiense en volar alrededor de la luna.
“Ya sabía que ir a la luna era difícil”, bromeó Jeremy Hansen el martes en el Centro Espacial Kennedy durante una actualización sobre Artemis II, el primer viaje tripulado al espacio lunar en más de medio siglo.
Había asombro, no aprensión, en la voz de Hansen cuando él y sus compañeros de tripulación describieron su primera mirada de cerca a los sistemas, el hardware y las personas que los impulsarán al espacio a partir de noviembre próximo.
“Ver la cápsula, para todos nosotros, nos dio escalofríos cuando la vimos por primera vez adentro”, expresó.
Esa línea de tiempo de noviembre de 2024 permanece intacta, dicen los funcionarios, con la advertencia de que las cosas aún podrían cambiar dados todos los diferentes componentes y variables que deben alinearse para que la misión se mantenga según lo programado.
La última vez que los seres humanos viajaron tan lejos fue durante la última misión Apolo en 1972. Artemis II hará que Canadá y EE. UU. sean los únicos dos países en aventurarse a la región más allá del lado oscuro de la luna.
Después de orbitar la Tierra dos veces, la tripulación viajará cientos de miles de kilómetros en forma de 8 alrededor de la luna antes de que su impulso los lleve a casa.
La misión es un precursor de la siguiente fase de Artemis: poner a un hombre y una mujer en la luna ya en 2025 para enviar astronautas a Marte.
Ese es el objetivo final, dijo Hansen, de 47 años, piloto de combate CF-18 de London, Ontario.
Tal como se diseñó, la misión consta de dos órbitas de la Tierra antes de pasar por la Luna, lo que generará el impulso necesario para llevar la cápsula a casa, la forma más segura de garantizar que Artemis II cumpla con sus objetivos, dijo Wiseman.
