El flujo diario de miles de migrantes a través de la traicionera carretera migratoria, el Tapón del Darién, se ha interrumpido tras la captura de varios capitanes de embarcaciones que transportaban a los migrantes al punto de partida de su viaje por la selva.
El paro comenzó cuando las fuerzas del orden colombianas capturaron a dos capitanes de embarcaciones en la ciudad norteña de Necoclí el lunes. Las empresas que los empleaban pararon todos los servicios de transporte en protesta, cortando efectivamente el paso a las 2.000 personas oficialmente estimadas que ingresan por día al pasaje selvático con la esperanza de llegar a Estados Unidos.
Ha provocado una acumulación de hasta 8.000 personas esperando para cruzar entre Colombia y Panamá, confirmó el jueves la Defensoría del Pueblo de Colombia. La oficina, un organismo gubernamental de vigilancia de los derechos humanos, advirtió que la acumulación podría “abrumar el sistema de salud y el suministro de alimentos, entre otras cosas”.
«No podemos esperar hasta que las cosas colapsen y terminen en una violación de los derechos humanos» de poblaciones de migrantes que ya son vulnerables, dijo Carlos Camargo Assis, jefe de la oficina.