San Salvador, 1 jun (EFE).- Salvador Sánchez Cerén dijo hoy, al asumir la Presidencia salvadoreña, que durante su mandato apostará por un mayor crecimiento económico, el combate de la inseguridad y la corrupción y la profundización de los cambios sociales impulsados por su antecesor, Mauricio Funes, también del izquierdista FMLN.
«Compartimos la esperanza de ver tiempos mejores para El Salvador y lo hacemos con los pies en la tierra y reconociendo que aún tenemos grandes desafíos que enfrentar, como un bajo crecimiento, un alto endeudamiento, poca inversión y falta de infraestructura», reconoció Sánchez Cerén, exguerrillero del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), en su discurso de investidura.
Sánchez tomó posesión en un acto al que asistieron los presidentes Luis Guillermo Solís (Costa Rica); Evo Morales (Bolivia); Rafael Correa (Ecuador); Otto Pérez Molina (Guatemala); Danilo Medina (R.Dominicana); y de la República Árabe Saharaui Democrática, Mohamed Abdelaziz; así como el príncipe de Asturias, varios vicepresidentes y un centenar de delegaciones.
El nuevo mandatario, que gobernará en el período 2014-2019, señaló que su «primera apuesta» será el desarrollo económico, por lo que pondrá «énfasis en la transformación productiva y en una economía inclusiva».
Destacó que la unión «entre Gobierno, empresarios, trabajadores y las fuerzas políticas generará más inversiones y empleos» en el país.
La economía salvadoreña creció 1,7 % en promedio durante el primer Gobierno del FMLN, que presidió Mauricio Funes, según el Banco Central de Reserva.
Sánchez Cerén ha dicho que se propone lograr «un crecimiento del 3 %» anual en la economía, a un ritmo «sostenido, que genere empleo».
El nuevo gobernante también se comprometió hoy a continuar con la «profundización y consolidación» del cambio social, principalmente en salud y educación, lo que destacó como principal logro de Funes.
«Pero el desarrollo no es posible si no se garantiza la seguridad ciudadana» y para ello el país necesita de «una gran unión» que permita «combatir a la delincuencia de forma eficaz», subrayó el nuevo mandatario.
«Vamos a combatir la delincuencia en todas sus formas, con todos los instrumentos legales y coercitivos del Estado», agregó, al tiempo que reiteró que unos 6.200 integrantes de la Fuerza Armada continuarán apoyando las labores de la Policía, como hacen desde 2009.
«Pero debemos atacar también» las «causas estructurales» de la violencia «y brindar más oportunidades para la gente», lo que espera lograr con educación, empleo e inversión en las comunidades, añadió.
Actualmente, El Salvador tiene un promedio diario de 14,3 homicidios, tras el fracaso de la «tregua» entre pandillas que inició en 2012 y que durante casi dos años logró bajarlo a entre cinco y seis asesinatos al día.
Sánchez Cerén también señaló que el proceso de modernización del Estado «tendrá como base un férreo combate a la corrupción, a la evasión de impuestos y a la elusión fiscal».
«Continuaremos con el compromiso de no más corrupción» que mantuvo el Gobierno anterior, expresó Sánchez Cerén, quien fue vicepresidente de aquella Administración.
«Los recursos del pueblo son sagrados» y sólo deben utilizarse «para el desarrollo y el bienestar del mismo», sentenció.
El nuevo Gobierno trabajará «por una mayor integración de nuestro país al mundo» y para «ampliar las relaciones comerciales», apuntó.
Subrayó su «compromiso de ejercer la Presidencia para todos los salvadoreños (…) aquí y en el exterior», y dijo que actuará «con honestidad, austeridad, eficacia y transparencia».
Sánchez Cerén se convirtió hoy en el primer excomandante guerrillero en asumir la Presidencia de El Salvador, más de 22 años después del fin del conflicto armado (1980-1992), y el quinto en la actualidad en Latinoamérica.
En su discurso de investidura, el nuevo mandatario reconoció que el Estado salvadoreño tiene una «deuda moral con los desaparecidos» del conflicto armado y sus familias, «que debe ser solventada».
«Mi Gobierno se compromete a reivindicar la memoria histórica; impulsaremos iniciativas de manera conjunta que acompañen y ayuden a que las familias conozcan la verdad», agregó.
La guerra civil salvadoreña dejó al menos 75.000 muertos, 8.000 heridos y 12.000 desaparecidos, según los datos oficiales.
En sus primeras actividades en la Casa Presidencial tras su investidura, Sánchez Cerén juramentó a su Gabinete de Gobierno, integrado por 13 ministros, y luego ofreció un almuerzo a los dignatarios que asistieron a la ceremonia.