El rey del pop latino, Ricky Martin, ha hecho rugir esta noche las entrañas de un Palacio de Vistalegre con todas las entradas agotadas, donde miles de personas han disfrutado de los éxitos del pasado y del último disco del puertorriqueño, «A quien quiera escuchar», pese a las quejas por la mala acústica.
El escenario madrileño fue testigo esta anoche de una exhibición de fuerza y ritmo de Ricky Martin, que a sus 44 años hizo las delicias de los espectadores con temas como «Livin’ la vida loca», «Come with me», «La mordidita» y «She bangs», en la segunda parada en España de su gira internacional «One World Tour».
Saltos, bailes enérgicos y la algarabía de los fans sacudieron el recinto del Palacio de Vistalegre, donde Martin hizo rugir al graderío con canciones frenéticas como «Mr. put it down», «Adrenalina» y «La copa de la vida», para luego mostrar su polivalencia con temas más lentos como «Tal vez», «Vuelve» o «Adiós».
En un espectáculo de bailarines y luces, aderezado por las enormes pantallas sobre el escenario, Martin fue una estrella incandescente en la tarima, desde la que marcó el ritmo con estrofas como el «un, dos, tres» de «María», uno de sus clásicos más recordados, a los miles de asistentes que colgaron el cartel «no hay billetes».
Aunque el público lamentó en numerosas ocasiones la mala acústica del recinto al grito de «No se oye», que llegó a convertirse en un clamor, todo quedó olvidado cuando el cantante empezó a cantar a la media hora de concierto el «Livin’ la vida loca», en la que mezcló como es habitual en su Puerto Rico natal el inglés y el castellano.
El caribeño cautivó a sus fans e hizo derrumbarse el pabellón con este y otros éxitos como «Disparo al corazón», de su último disco, «A quien quiera escuchar», casi siempre acompañado de la sensualidad de sus bailarines en unas exhuberantes coreografías.
Los redobles de percusión precedieron las primeras estrofas de «Come with me», en la que el artista latino dio buena muestra de su estado de forma con un baile perfectamente sincronizado, poco antes de realizar uno de sus constantes cambios de vestuario.
Así, seguidamente Martin apareció entre la oscuridad de blanco impoluto para cantar «Asignatura pendiente», en el que, como anunciaba el vídeo proyectado, reclamaba la libertad para todos los niños sometidos a la esclavitud.
Los primeros acordes de «Tu recuerdo» cayeron como un «aguacero» entre los asistentes, cautivados ya con los pasos que el cantante se marcaba con este sencillo del álbum «MTV Unplugged», que le valió uno de los premios Grammy que adornan su currículum.
«¿Felices?», preguntaba emocionado el puertorriqueño, que recibió una sonora respuesta afirmativa mientras empezaba a contonearse bajo un foco azul con «Vuelve», en el que ha sido su regreso a Madrid cinco años después de pasar por la ciudad con la gira «Música+Alma+Sexo World Tour».
El juego de luces también se hizo notar con las notas de «Adiós», cuando Martin, bastón en mano, parecía dirigir un cabaret interpretado por sus bailarinas.
También bailaron los espectadores con «Por arriba por abajo», en un ambiente enfervorecido en el que destacaba la presencia latinoamericana frente al escenario con banderas de Puerto Rico, Argentina, Uruguay y Brasil, a las que el cantante saludó.
Antes de despedirse, después de dos horas de concierto, las súplicas del público, inagotable, provocaron la respuesta de los tambores en «Pégate», sintonía con la que invitaba a «olvidar las penas» y celebrar.
Y de celebraciones habló Ricky Martin al cantar «La copa de la vida» y su pegadizo «ale ale ale», que fuera himno durante el Mundial de fútbol de 1998 disputado en Francia.
Finalmente, su último éxito, «La mordidita», sirvió para alcanzar el clímax en esa locura festiva, que terminó con un baño de confeti a los presentes.
Tras este concierto, y al igual que pasara en Málaga la semana pasada, Martin espera volver a llenar el aforo en Mérida el domingo, siguiente cita de su gira internacional «One World Tour», que ha cruzado medio mundo desde el año pasado y terminará en Mexico en diciembre.
Kay Levin
Madrid, 16 sep (EFE).-