INMIGRANDO A CANADA
TORONTO. Escribo esta columna mientras me encuentro en la sala de espera del aeropuerto de Toronto camino a Halifax, Nova Scotia, para asistir a la conferencia anual de la Asociación de Consultores de Inmigración, donde además de ser la presidenta de un panel sobre los programas de inmigración que ofrece esa provincia, asistiré a dos días de conferencias acerca de inmigración.
Participaré en una serie de conferencias sobre los programas federales y provinciales, y quiero escuchar al invitado especial, el Ministro de Inmigración, Ciudadanía y Refugio, Marc Miller, porque estoy super interesada en saber cómo va a solucionar el desastre que se ha creado con los servicios a los miles de personas que se encuentran en Canadá tratando de obtener la residencia permanente, sin perjudicarlos.
Las soluciones que hemos escuchado hasta ahora parecen ser muy eficaces para solucionar el problema de los números, reducir el inventario de casos, reducir la necesidad de vivienda, etc., pero estas medidas no toman en consideración el efecto que tendrán en los dos millones y medio de residentes temporales, estudiantes y trabajadores, que fueron atraídos a venir a Canadá con la promesa de que obtendrían la residencia permanente.
Las personas que llegaron como estudiantes internacionales han invertido fortunas para cumplir su sueño, y hay que agregar que a ellos se les ha vendido la idea de que su residencia era segura.
También hay que hacer notar que durante la última década ha habido un crecimiento descontrolado de asesores de estudios, quienes prometían la residencia si las personas venían a estudiar. Estas afirmaciones eran eco de lo que repetidos ministros de inmigración dijeran en su momento: «Los estudiantes internacionales son los inmigrantes preferidos».
Un número importante de escuelas privadas también surgieron a raíz de esta afirmación, y muchos Colegios y Universidades públicas aprendieron a depender de los ingresos de los estudiantes internacionales y ahora se encuentran con problemas financieros al perder esos ingresos. También, muchas industrias dependen de ellos y de sus parejas como trabajadores necesarios para continuar con sus actividades. Y de golpe, todos estos beneficios se cortaron, sin que se les diera ninguna consideración a todas las personas que serían afectadas por las medidas.
Ahora también habrá cortes a los trabajadores temporales y esto también tendrá un impacto negativo para los trabajadores y las empresas que dependen de ellos.
Si bien es cierto que el descontrol se dio a causa de los problemas ocasionados inicialmente por la pandemia, la realidad es que siguió hasta finales del 2024. No se debe penalizar a esta población de residentes temporales ni a las industrias y las escuelas por los errores cometidos por el gobierno.
Espero que en la conferencia, el Ministro de Inmigración nos presente programas concretos que faciliten la obtención de residencia permanente a estas personas, ya que tanto los estudiantes internacionales como los trabajadores temporales son fundamentales para el desarrollo de las industrias y de la economía canadiense.
Porque tal y como ya lo he dicho en columnas anteriores, debemos considerar en el análisis global del problema la enorme contribución que la llegada de estudiantes internacionales le proporciona tanto a las ciudades donde llegan como a Canadá en general.
Porque es bien sabido que los estudiantes internacionales mueven la economía, no solamente de las instituciones en las que ellos están estudiando, ya que pagan tres veces más de lo que pagan los estudiantes locales (residentes permanentes o ciudadanos canadienses), sino que también la de las áreas donde se encuentran las universidades y los colleges a donde van a estudiar.
Por ese lado hay un beneficio muy importante para la economía canadiense, porque traen alrededor de 21.6 billones de dólares anuales. Y además es importante también mencionar que los estudiantes internacionales hacen un enorme aporte a la reactivación económica del país porque están trabajando en las industrias canadienses, cumpliendo las reglas de inmigración. Porque a un estudiante internacional, si está estudiando en una escuela pública o en un programa que le confiera título, se le permite trabajar hasta 24 horas semanales mientras está en clase y sin límite de horas o tiempo completo cuando está en vacaciones.
Con la llegada de Estudiantes Internacionales se benefician además los abogados y los consultores que trabajan con ellos, y también, últimamente, se benefician los asesores de estudios, que son personas que les ayudan a buscar la escuela, el curso que van a estudiar y los apoyan con la matrícula.
Lamentablemente hay un problema serio con algunos de estos asesores de estudio, porque para ellos esto es simplemente ventas y por tanto les venden a los estudiantes internacionales cualquier curso sin prestarle ninguna atención al proceso migratorio.
Porque hay que tener en cuenta que el programa de Estudiantes Internacionales se ha convertido en una vía segura para algunos estudiantes para la obtención de la residencia permanente y, por lo tanto, hay que tener muchísimo cuidado sobre qué cursos se van a tomar y en dónde se van a tomar.
Se debe hacer un plan bien específico de acuerdo al perfil del estudiante para ver qué necesita, porque algunos estudiantes probablemente van a necesitar únicamente mejorar su nivel de inglés y podrán calificar, pero otros tal vez van a necesitar estudiar dos años y trabajar un año más para poder hacerlo, y otros eventualmente van a necesitar estudiar en una provincia donde puedan después hacer una nominación provincial, porque debido a su edad, a menos que se procese por esta vía, no van a lograr su residencia permanente.
El gobierno no puede hablar de ambos lados de la boca. Si los estudiantes internacionales son los inmigrantes preferidos por sus muchas contribuciones al país, no pueden ser usados para justificar la ineficiencia del gobierno.
Por otra parte, la realidad es que, nos guste o no nos guste, Canadá tiene un problema muy serio de falta de mano de obra especializada y mano de obra común. La realidad es que, por ejemplo, en la provincia de Alberta su economía se mueve básicamente con la fuerza laboral de trabajadores temporales con permisos de trabajo.
Todos sabemos que tenemos una población que está envejeciendo, que pronto van a retirarse muchísimos “Baby boomers”, y que la necesidad de trabajadores para mantener la economía va a aumentar aún más.
Además, no debemos olvidar que el incremento reciente de trabajadores temporales que ha habido en el país es el resultado directo de dos cosas super importantes. La primera fue la pandemia: tenemos que recordar que la gente no estaba entrando, que solo estaban entrando algunos estudiantes internacionales y personas que podían llegar con permisos de trabajo en áreas que eran necesarias, y por tanto se le dieron facilidades de obtención de permisos de trabajo a quienes ya estaban en el país.
Y segundo, también por un pedido especifico de los empresarios de que el gobierno facilitara la entrada de trabajadores, porque la Federación Canadiense de Negocios Independientes dijo en un reporte que las empresas pequeñas canadienses estaban perdiendo más de 38 billones de dólares en contratos y ventas a causa de la falta de trabajadores.
En ese sentido, hay que recordar las medidas que tomó el gobierno en los años de pandemia, lo que aumentó dramáticamente el número de trabajadores temporales en el país, y que ahora no podemos simplemente decirles “muchas gracias y que les vaya bien”.
En la columna de la próxima semana les contaré lo que nos diga el Ministro de Inmigración, Marc Miller, sobre esta problemática.