El presidente de Costa Rica, Rodrigo Chaves, destituyó a su ministro de Seguridad y a otros altos funcionarios de su cargo, luego de que la nación centroamericana, famosa por ser un refugio seguro en la región, registrara su peor año de homicidios.
Costa Rica cerró 2022 con el mayor número de asesinatos registrado, con una tasa de 12,6 homicidios por cada 100.000 habitantes, y los datos del primer trimestre de 2023 indican un salto del 40 % respecto al mismo período del año pasado.
Esto ocurre cuando el presidente de El Salvador, Bukele, quien ha hecho de la lucha contra el crimen una campaña clave, indicó que El Salvador estaba a punto de cumplir 365 días no consecutivos sin asesinatos desde que llegó al poder en 2019.
Sin embargo, la policía ha informado de algunos homicidios y las «bajas» de miembros de pandillas en peleas con las fuerzas de seguridad no se registran como homicidios.
En abril, Chaves de Costa Rica había presentado un conjunto de medidas de seguridad para hacer frente a las crecientes tasas de criminalidad, luego de que la principal cámara empresarial del país llamara a un estado de «emergencia nacional», por temor a un golpe a la inversión extranjera y el turismo.
Chaves designó al abogado Mario Zamora como nuevo ministro de seguridad del país. Ocupó el mismo cargo en el gobierno de 2011-2014 de la expresidenta Laura Chinchilla, conocida por haber sido dura con el crimen.
Los partidos de oposición han criticado a Chaves, diciendo que no ha actuado lo suficiente contra la inseguridad y llamando a la suspensión en abril de una propuesta para aumentar las patrullas callejeras; la policía había protestado porque aumentó sus jornadas laborales.
Como ministro entrante, Zamora declaró que su enfoque estará en combatir a los sicarios, que según las autoridades representan dos de cada tres asesinatos.
