El expresidente de Guatemala Alfonso Portillo, el primer exgobernante latinoamericano en ser entregado a la Justicia de EE.UU., se declaró hoy no culpable en Nueva York de los cargos de lavado de dinero de los que se le acusa y tratará de ser liberado bajo fianza durante el proceso.
Vestido con un traje de chaqueta oscuro y una corbata roja, Portillo requirió de un sistema de traducción simultánea para escuchar la lectura de cargos que llevó a cabo el juez federal Robert Patterson durante la breve vista que arrancó pasadas las 18.00 GMT en la corte federal de Manhattan.
Posteriormente, el exmandatario respondió «sí» cuando el magistrado le preguntó si se declaraba «no culpable» del cargo que se le imputa por supuestamente haber lavado en cuentas bancarias de Estados Unidos unos 70 millones de dólares obtenidos ilegalmente durante su mandato como presidente entre 2000 y 2004.
La declaración de culpabilidad de Portillo apenas se pudo escuchar en la no muy concurrida sala debido a una afonía provocada, según sus abogados defensores, por el frío que hace en el Centro Correccional Metropolitano en el que lleva recluido desde su extradición a este país el pasado viernes.
El expresidente, de 61 años, sufre de problemas del corazón y pulmonares, según aseguraron sus abogados defensores, una de las causas por las que solicitaron al juez un plazo de entre diez días y dos semanas para presentar una propuesta para que sea liberado bajo fianza durante el proceso.
El abogado en Guatemala del expresidente, Mauricio Berriondo, explicó a la prensa en declaraciones tras la vista, que está intentando que los amigos y familiares de Portillo sean garantes de la fianza, aunque rehusó detallar cuál será el monto que propondrán al juez Patterson.
Mientras tanto, el magistrado fijó un periodo de un mes, hasta el próximo 28 de junio, para que la acusación y la defensa puedan obtener pruebas adicionales a través de interrogatorios, declaraciones y documentos, aunque la defensa no prevé que el juicio arranque antes de un año.
Portillo, que según la Fiscalía federal de Manhattan convirtió su «puesto de la presidencia de Guatemala en su cajero automático personal», fue detenido en 2010 en su país y juzgado posteriormente allí por malversación de fondos, pero finalmente fue absuelto de todos los cargos en mayo de 2011.
«Este caso está relacionado con unas transacciones que ocurrieron hace 12 años y que tienen poco o ningún nexo con EE.UU. Más allá, el expresidente ya fue procesado por muchos de estos cargos en un juicio de motivación política en Guatemala», dijo también a la prensa uno de los letrados en Nueva York, David Rosenfield.
«Allá ganamos un juicio y aquí también vamos a volver a ganar», dijo por su parte el letrado guatemalteco.
El Tribunal Supremo del país centroamericano respaldó la petición de extradición de la Fiscalía de Nueva York, que en 2010 acusó a Portillo de haber malversado fondos públicos en múltiples ocasiones, como por ejemplo 1,5 millones que debían ser destinados a un programa de bibliotecas en escuelas públicas de su país.
En la vista de este martes estuvo presente el cónsul guatemalteco en Nueva York, Óscar Padilla, quien aseguró posteriormente a los medios de comunicación que encontró «bien de salud» a Portillo durante su visita ayer al centro correccional en el que está recluido.
«El papel del Gobierno de Guatemala a través de su consulado y su embajada en EE.UU. es brindarle al expresidente toda la atención y asistencia consular que él como ciudadano guatemalteco tiene derecho a recibir», aseguró.
También se acercaron hasta el tribunal neoyorquino guatemaltecos afincados en Nueva York como Luis Booth, quien declaró a Efe que quiso asistir a la vista porque se trata de un caso «sin precedentes e histórico», ya que es la primera vez que un exmandatario latinoamericano es entregado a la Justicia de EE.UU.
Si es hallado culpable de las acusaciones en su contra, el exmandatario podría ser condenado a un máximo de veinte años de cárcel y una multa de 500.000 dólares o el doble del dinero implicado en las transacciones ilegales.
La vista se produce en un momento en el que la Justicia guatemalteca está en el punto de mira mundial después de que la Corte de Constitucionalidad de ese país anulara la condena a 80 años de cárcel contra el exdictador José Efraín Ríos Montt por genocidio.
EFE