Guatemala, el país más poblado de Centroamérica con 14,5 millones de habitantes, el 42 % miembros de 23 etnias indígenas descendientes de la cultura maya, es a partir de hoy y hasta el próximo jueves, por tercera ocasión, sede de la asamblea general ordinaria de la OEA.
La primera vez que la Organización de Estados Americanos (OEA) celebró una asamblea general en este país centroamericano fue en noviembre de 1986, cuando los cancilleres de los países miembros participaron en la 16 reunión anual ordinaria del organismo, que se realizó en Ciudad de Guatemala.
La designación de Guatemala como sede de su asamblea general en 1986, fue un espaldarazo de la OEA al Gobierno del entonces presidente Vinicio Cerezo, el primer civil en llegar al poder por la vía de las urnas luego de una larga racha de dictaduras militares.
Entonces, el país se encontraba en medio de una sangrienta guerra interna que duraría diez años más, el Ejército a pesar de que había entregado el poder formal a Cerezo aún mantenía un férreo control del Estado y promovía una brutal represión en contra de sus opositores.
La guerra interna que padeció Guatemala, que se extendió durante 36 años (1960-1996), se saldó con más de 200.000 muertos, 45.000 desaparecidos y más de un millón de desplazados internos, lo cual le valió al Estado decenas de condenas de la comunidad internacional por las violaciones de los derechos humanos.
La segunda vez que la OEA eligió a Guatemala como sede de su asamblea general ordinaria, los fusiles ya se habían silenciado y existía una suerte de euforia en la comunidad internacional por el cumplimiento de los acuerdos de paz que en 1996 pusieron fin a la guerra interna.
La 29 asamblea general de la OEA se celebró en Ciudad de Guatemala del 6 al 8 de junio de 1999, como un reconocimiento al entonces presidente Álvaro Arzú por haber alcanzado la paz con la exguerrillera Unidad Revolucionaria Nacional Guatemalteca.
Las fuerzas rebeldes se habían desmovilizado y entregado sus armas al Estado y las Naciones Unidas verificaban el cumplimiento de los acuerdos de paz, los cuales contenían la «hoja de ruta» para que el país emprendiera la lucha en contra de la pobreza y desigualdad y alcanzara el desarrollo.
Ahora, 14 años después, el organismo hemisférico celebra por tercera ocasión su asamblea general en Guatemala, la número 43, esta vez en la colonial ciudad de Antigua, uno de los principales centros turísticos del país.
Delegados de los Gobiernos de 34 de los 35 países que integran la OEA, todos excepto Cuba, discutirán durante los próximos tres días sobre la problemática que han desatado las drogas en el continente, y las nuevas formas que se presentan como posible soluciones para detener las secuelas de violencia y muerte que generan.
Son precisamente las acciones relacionadas con las drogas y el narcotráfico, según las autoridades guatemaltecas, las responsables de la mitad de las cerca de 16 muertes violentas que se registran a diario en este país.
La pobreza que afecta al 52 % de la población, una de las principales causas de la guerra que padeció el país, sigue siendo el más grande problema estructural de Guatemala y un amplio caldo de cultivo para los carteles del narcotráfico, las temidas pandillas juveniles y la delincuencia en general.
En la última década Guatemala ha pasado de ser un país de tránsito de los cargamentos de droga que son trasegados por los narcotraficantes de Suramérica hacia México y Estados Unidos, y se ha convertido en base de operaciones de los carteles internacionales que aprovechan la debilidad de sus instituciones.
En medio de ese contexto es que la OEA celebrará su 43 asamblea general.
Carlos Arrazola/Guatemala, 4 jun (EFE).-