El hecho de que Trudeau y la ministra de adquisiciones, Anita Anand, se nieguen a presentar a los canadienses los contratos con los fabricantes de vacunas, genera la duda de qué hay en ellos que no quieren que conozca la opinión pública.
Han rechazado las apelaciones de los partidos de la oposición, los premieres de Canadá y los expertos provinciales en salud pública para liberar los contratos con el argumento de que violarían las disposiciones de confidencialidad, lo que podría dar lugar a su cancelación.