La crisis entre China y Japón por cuenta de las islas Senkaku amenaza con dañar la economía nipona y, muy especialmente, a sus principales marcas de vehículos. En septiembre, las ventas de Toyota cayeron casi la mitad (49 por ciento) con respecto al año anterior hasta alcanzar los 44.100 vehículos. Por su parte, las de Honda bajaron un 41 por ciento hasta los 33.931 carros, y las de Nissan un 35 por ciento hasta los 76.100 vehículos, mientras que las de Mazda lo hicieron un 36 por ciento hasta los 13.258 automóviles. Peor le fue a Mitsubishi, cuyas ventas se hundieron un 63 por ciento hasta los 2.340 carros, y a Suzuki, que perdió un 42,5 por ciento.
Tan drásticas reducciones encendieron las señales de alarma entre los fabricantes nipones, que a finales de agosto controlaban el 21,2 por ciento del mercado automovilístico chino, el mayor del mundo gracias a los 14,4 millones de carros comercializados el año pasado. En 2011, las marcas japonesas sumaban el 21,6 por ciento de las ventas.
Frente a dicho retroceso, los fabricantes alemanes han subido del 21,3 al 23,3 por ciento, mientras que los surcoreanos han pasado del 9 al 9,3 por ciento. A título individual, su crecimiento ha sido mucho mayor al aprovecharse del rechazo del público chino a los carros nipones. Así, las ventas de BMW crecieron en septiembre un 55 por ciento, las de Audi un 20 por ciento y las de Hyundai un 15 por ciento.