El sitio de la primera misa en Quebec durante la visita de una semana del Papa a Canadá para hacer las paces con las comunidades de las Primeras Naciones, Métis e Inuit es un destino de peregrinación de renombre que fusiona la cultura indígena y el catolicismo.
Durante más de 300 años, la basílica de Ste-Anne-de-Beaupré, a unos 30 kilómetros al noreste de la ciudad de Quebec, ha sido visitada por miles de peregrinos, y Santa Ana, venerada en el cristianismo como la abuela de Jesús, ocupa un lugar único dentro de algunas culturas indígenas.
«Creo que Santa Ana siempre ha sido parte de la vida espiritual de los pueblos indígenas… los innu le rezan mucho», indicó Tania Courtois, coordinadora de salud innu de la comunidad de Ekuanitshit, en la costa norte inferior de Quebec.
Courtois estará entre cientos de personas de su comunidad, incluidos varios sobrevivientes de escuelas residenciales, que asistirán a la misa del Papa Francisco el jueves.
El evento se produce en medio de la tensión entre la Iglesia Católica Romana y los pueblos indígenas que sufrieron años de abuso en las escuelas residenciales de todo Canadá. Pero Ghislain Picard, jefe de la Asamblea de las Primeras Naciones de Quebec-Labrador, afirmó que no hay animosidad ni cuestionamiento de las elecciones religiosas personales de las personas.