«Información confirmada por el Observatorio Sirio de Derechos Humanos sobre la muerte de Abu Bakr al Bagdadi, emir de la organización Estado Islámico», aseguró este martes el Observatorio Sirio de Derechos Humanosen en su página de Facebook, sin dar más detalles. (Lea también: Abu Bakr al Bagdadi, el enigmático «califa» del Estado Islámico)
El Observatorio no precisó si Al Bagdadi podría haber perdido la vida en un bombardeo de Rusia a finales de mayo, como aseguraron las autoridades rusas.
«Responsables del EI presentes en la provincia (siria) de Deir Ezor confirmaron al OSDH la muerte de Abú Bakr al Bagdadi, emir del EI», declaró a la agencia AFP el director de la oenegé Rami Abdel Rahman. «Nos hemos enterado hoy pero ignoramos cuándo y cómo ha muerto».
La noticia fue bien recibida por el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien se manifestó a través de su cuenta en la red social Twitter: «¡Gran victoria sobre ISIS!»
El 22 de junio Rusia afirmó que era «muy probable» que hubiera matado a Bagdadi en un ataque aéreo a finales de mayo en Siria, una información no confirmada entonces por ninguna otra fuente.
El portavoz estadounidense de la coalición internacional, el coronel Ryan Dillon, indicó a la AFP que no podían confirmar esta información. «Pero esperamos que sea verdadera», afirmó.
Desde 2014 circulan rumores e informaciones sobre la muerte del líder del EI, pero nunca fueron confirmadas. Estados Unidos ofrece una recompensa de 25 millones de dólares por su captura.
Bagdadi «estaba presente en el este de la provincia de Deir Ezzor» los últimos meses, agregó Rahman, que subrayó no obstante que no quedaba claro si murió en esta región u otra.
Sin reacción del EI
De momento, el EI no confirmó oficialmente la información.
Bagdadi no había dado señales de vida desde una grabación sonora difundida en noviembre, poco después del lanzamiento de la ofensiva para la reconquista de Mosul. En ella animaba a sus hombres a luchar hasta el martirio. Se cree que abandonó la ciudad al comienzo de este año, probablemente a través de la frontera entre Irak y Siria.
En su única aparición pública en julio de 2014, en Mosul, en la mezquita Al Nuri, Bagdadi proclamó el «califato». Los yihadistas de EI dinamitaron y destruyeron la mezquita y su minarete.
El domingo Irak proclamó la «liberación» de Mosul, su mayor victoria frente a EI que se había apoderado de la ciudad en 2014.
Los yihadistas continúan controlando amplios sectores de Irak y Siria, aunque perdieron terreno en ese país en donde su otro bastión, Raqa, está sitiado por las fuerzas militares apoyadas por Estados Unidos.
Mosul, destruida
La victoria de Mosul se obtuvo al precio de miles de víctimas, civiles y militares, de una gran crisis humanitaria y de destrucciones colosales.
Tras haber derrotado a los yihadistas en Mosul, las fuerzas iraquíes se enfrentan a la gigantesca tarea de garantizar la seguridad, limpiando de minas y explosivos la ciudad, para poder reconstruirla y permitir el regreso de centenas de miles de desplazados.
Es sobre todo la parte occidental de Mosul y su corazón histórico el que sufrió la mayor parte de las destrucciones por los combates puerta a puerta, los bombardeos aéreos y los ataques y explosiones provocadas por los yihadistas.
El martes las tropas iraquíes rastrillaban un pequeño sector del Viejo Mosul, en donde aún se esconderían algunos combatientes del grupo Estado Islámico.
Centenares de miles de habitantes quedaron atrapados en los combates. Amnistía Internacional acusó a las fuerzas iraquíes y a la coalición internacional que la apoya de haber recurrido a veces al uso inadaptado de la fuerza en zonas pobladas por civiles.
Las organizaciones humanitarias subrayaron además que la grave crisis humanitaria está lejos de haber terminado, aunque Bagdad anunciase su mayor victoria frente a EI con la reconquista de Mosul.
Según la organización de defensa de los derechos humanos Amnistía Internacional, la última parte de la batalla de Mosul se lanzó y se ganó «a cualquier precio». Y los civiles pagaron, afirma, el precio más alto.
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