Washington, 20 ene (EFE).- El presidente de EEUU, Barack Obama, propuso hoy una ambiciosa agenda para la recta final de su mandato, con medidas sociales de difícil encaje en un Congreso republicano que se suman a la petición de poner fin al embargo a Cuba, y la continuidad de una lucha antiterrorista apoyada en los drones.
En su sexto discurso anual sobre el Estado de la Unión ante el Congreso, pronunciado por primera vez en su presidencia en un Capitolio con mayoría republicana en ambas cámaras, Obama pidió una «mejor política», con debates sustanciales y concesiones, a unos legisladores que recibieron sus ideas con escepticismo.
El centro de su discurso fue la clase media, y especialmente aquellos que aún no sienten los efectos de una recuperación económica que, según Obama, ha permitido al país «pasar página» de la recesión de 2008 «con más libertad para escribir» su propio futuro «que ningún otro país en la Tierra».
Dos de las medidas que más animadversión han generado entre los republicanos, sus acciones ejecutivas en materia de inmigración y la apertura a Cuba, cobraron también protagonismo en un discurso que duró una hora y donde no faltaron alusiones a Guantánamo e Irán.
«Nuestro cambio en la política hacia Cuba tiene el potencial de acabar con un legado de desconfianza en nuestro continente», defendió Obama.
«Este año, el Congreso debería empezar el trabajo de acabar con el embargo», afirmó el mandatario, un día antes de que llegue a Cuba la delegación estadounidense de más alto rango que visita la isla en décadas, para continuar el proceso de normalización de relaciones.
Obama citó una frase del Papa Francisco: «La diplomacia es un trabajo de ‘pequeños pasos'», para hablar de una «nueva esperanza» en Cuba y celebrar el regreso a EEUU del excontratista Alan Gross, recién liberado después de cinco años encarcelado en la isla y que siguió el discurso en el Congreso como invitado de la Casa Blanca.
El mandatario pidió una reforma que confirme a EEUU como «nación de inmigrantes», algo que lleva haciendo sin éxito durante todo su mandato, y prometió que vetará cualquier intento de revocar la acción ejecutiva que permitió retrasar la deportación de unos 5 millones de indocumentados, así como su ley de salud.
Dos semanas después de los ataques que dejaron 17 muertos en Francia, Obama prometió seguir «persiguiendo» el terrorismo que afecta «desde una escuela en Pakistán hasta las calles de París».
«Nos reservamos el derecho a actuar unilateralmente, como hemos hecho sin descanso desde que llegué al poder, para acabar con terroristas que representan una amenaza» para EEUU y sus aliados, añadió, en una aparente referencia a los sigilosos ataques con drones que han marcado la guerra contra el terrorismo en su mandato.
En cambio, consideró necesario que el Congreso trace una base legal para la campaña contra el Estado Islámico (EI) en Irak y Siria, que lleva seis meses funcionando gracias a una autorización que data de 2001, cuando el expresidente George W. Bush pidió ampliar sus poderes para combatir a Al Qaeda en el mundo.
«Este esfuerzo llevará tiempo. Requerirá concentración. Pero tendremos éxito», aseguró Obama respecto al combate contra el EI.
Al mismo tiempo, insistió en que «no desistirá» hasta cumplir su promesa de cerrar el penal de Guantánamo (Cuba), donde aún quedan 122 detenidos.
También pidió garantizar que «ningún país, ningún pirata» pueda apagar las redes de su país o robar sus secretos, con la aprobación de una ley que afronte los ciberataques como el sufrido en diciembre por Sony, atribuido por Estados Unidos a Corea del Norte.
Ante un Congreso donde muchos miembros de su partido, el demócrata, respaldan la imposición de más sanciones a Irán, Obama advirtió que vetará cualquier proyecto de ley que las contenga, porque imponerlas provocaría «que la diplomacia fracase» y se abra un camino hacia la «guerra», lo que debe ser «el último recurso».
Destacó, además, «el poder de la fuerza y la diplomacia de Estados Unidos» en su manejo de la crisis de Ucrania, tras la cual «Rusia está aislada y con su economía en ruinas».
En el plano económico, Obama pidió apoyo para aprobar los tratados comerciales pendientes y no permitir que China «escriba las normas» en Asia, la región de mayor crecimiento económico del mundo.
En lo interno, pidió que el Congreso apruebe un aumento de los impuestos y tasas a los más ricos y las grandes entidades financieras para recortar los tributos a la clase media.
Solicitó, además, que el Congreso garantice una baja por enfermedad pagada de siete días al año y permita hacer gratuitos los dos primeros años de la educación superior pública en los llamados «community colleges», propuestas acogidas con escepticismo en una mayoría republicana poco dispuesta a facilitarle las cosas.
Lucía Leal