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Obama culmina una gira que usó para aislar a Rusia y acercarse a Arabia Saudí

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Fotografía facilitada por la agencia de prensa saudí SPA que muestra al gobernador de Riad, Abdulaziz Al Saud (c-dcha), recibiendo con honores militares al presidente estadounidense, Barack Obama (c-iz), en Riad (Arabia Saudí). EFE
Fotografía facilitada por la agencia de prensa saudí SPA que muestra al gobernador de Riad, Abdulaziz Al Saud (c-dcha), recibiendo con honores militares al presidente estadounidense, Barack Obama (c-iz), en Riad (Arabia Saudí). EFE

El presidente de EE. UU., Barack Obama, ha cumplido en su gira por Europa y Arabia Saudí los principales objetivos que se había marcado: profundizar el aislamiento de Rusia tras la anexión de Crimea y rebajar las tensiones con uno de sus principales aliados en el Golfo.

La gira, que incluyó una entrevista privada con el papa Francisco en el Vaticano, se planificó mucho antes de la actual crisis con Rusia, la peor desde la Guerra Fría, pero estuvo totalmente dominada por las tensiones con Moscú.
Antes de iniciar el viaje Obama invitó a sus socios en el Grupo de los Siete (G7) a reunirse en La Haya, en paralelo a la Cumbre de Seguridad Nuclear celebrada en esa ciudad, para estudiar cómo intensificar la presión sobre Rusia por haberse anexionado la república autónoma ucraniana de Crimea.
Tras esa reunión los miembros del G7 (EE. UU., Francia, Reino Unido, Italia, Alemania, Canadá y Japón) anunciaron que celebrarán una cumbre en Bruselas en junio, en lugar de la del G8 (G7 y Rusia) prevista ese mes en la ciudad rusa de Sochi.
Además, los jefes de Estado y de Gobierno del G7 decidieron no participar más con Rusia en reuniones del formato G8 hasta que Moscú «cambie el rumbo».
En cada discurso, rueda de prensa e intervención durante la estancia en Europa, que incluyó La Haya, Bruselas y Roma, Obama no ha dudado en criticar duramente el comportamiento de Rusia hacia Ucrania y, en particular, la «mala elección» que, a su juicio, ha hecho el jefe del Kremlin, Vladímir Putin.
«Rusia es un poder regional que amenaza a sus vecinos. No es un enemigo de Estados Unidos. Cuando tienes autoridad con tus vecinos, no hace falta invadirlos», cuestionó Obama en la conferencia de prensa con que se cerró la III Cumbre sobre Seguridad Nuclear de La Haya.
Este viernes, en una entrevista con la cadena CBS realizada en Roma, Obama urgió a Putin a retirar las tropas rusas de las fronteras con Ucrania y a iniciar un diálogo con las nuevas autoridades de Kiev y la comunidad internacional.
Horas después, Obama recibió una llamada telefónica de Putin, con quien discutió una posible «solución diplomática» a la crisis en Ucrania.
Ambos mandatarios hablaron sobre la propuesta que el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, planteó esta semana a su homólogo ruso, Serguéi Lavrov, durante su reunión en La Haya.
La gira ha servido, por otro lado, para certificar la fortaleza de la alianza entre Washington y la Unión Europea (UE), que indudablemente quedó dañada tras las revelaciones de Edward Snowden sobre el espionaje de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) estadounidense a mandatarios «amigos», entre ellos la canciller alemana, Angela Merkel.
En la cumbre UE-EE. UU. celebrada en Bruselas, el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, aplaudió las reformas al espionaje de la NSA anunciadas por Obama y prometió que ambas partes van a dar «más pasos» para «restaurar la confianza» mutua.
Fue precisamente esta semana cuando Obama confirmó que ha propuesto al Congreso poner fin al espionaje masivo y acumulación de datos telefónicos por parte de la NSA y que, bajo su plan, el Gobierno necesitará la autorización de un juez para consultar esa información.
Uno de los momentos más esperados del viaje era la audiencia a puerta cerrada de Obama con el papa Francisco, que duró 50 minutos, 20 más de los que el Vaticano suele destinar a este tipo de encuentros.
Tras su visita al Vaticano, Obama aseguró sentirse «muy conmovido» ante las reflexiones y la compasión por los pobres demostrada por el pontífice, de quien ha destacado su «sencillez» y el hecho de que sospecha que está «un poco incómodo» con la «parafernalia» que rodea a su cargo.
No menos importante fue la parada de Obama en Riad, pensada para reconciliarse con un aliado clave que ha sido muy crítico en los últimos meses con EE. UU. por el acuerdo nuclear entre Occidente e Irán y la supuesta falta de firmeza de Washington ante el conflicto sirio.
Obama y el rey Abdalá dialogaron durante dos horas de los esfuerzos conjuntos, políticos y militares, para fortalecer a la oposición siria, pero no hubo anuncios específicos sobre asistencia adicional.
Asimismo, altos funcionarios de la Casa Blanca explicaron que Obama quiso dejar claro al monarca que, pese al acuerdo nuclear con Teherán, EE. UU. continúa preocupado por la actitud de Irán, incluido su «apoyo» al régimen sirio y a Hizbulá, y sus «acciones desestabilizadoras» en el Golfo.

Por Miriam Burgués/Washington, 29 (EFE).-

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