Nueva York, 21 dic (EFE).- Un día después del asesinato de dos policías, la tensión y la división se adueñaron hoy de Nueva York, que vive fuertes roces entre las fuerzas del orden y el alcalde a raíz de las protestas contra la violencia policial de las últimas semanas.
La tragedia registrada el sábado, en la que dos agentes fallecieron tiroteados a sangre fría a manos de un individuo que decía querer vengar las muertes de varios afroamericanos, no hizo más que evidenciar la fractura que se vive actualmente en la ciudad.
Anoche, en un gesto inaudito, un amplio grupo de agentes dio literalmente la espalda al alcalde, Bill de Blasio, a su llegada al hospital donde se encontraban los cuerpos de Rafael Ramos y Wenjian Liu, los dos asesinados.
El gesto, del que hoy se distribuyeron imágenes, deja claro el malestar que existe entre muchos miembros del Departamento por lo que consideran que ha sido una falta de apoyo por parte de De Blasio ante las acusaciones de violencia policial y las protestas que se han desarrollado por ese motivo.
«La sangre de dos agentes de Policía ejecutados está en las manos del alcalde De Blasio», dijo en un duro mensaje en Twitter la Police Benevolent Association (PBA), el principal sindicato de policías de la Gran Manzana.
La organización lleva semanas enfrentada al gobierno municipal, al que acusa de no apoyar a la Policía en el marco de las manifestaciones que estallaron a raíz de la decisión de un gran jurado de no presentar cargos contra el agente que supuestamente mató a un negro en julio con una llave de inmovilización prohibida.
A los policías les ha sentado además muy mal que De Blasio mostrara comprensión por las protestas y reconociese en medio de la polémica que ha educado a su hijo Dante, producto de su matrimonio con una afroamericana, sobre los «peligros» potenciales en caso de interactuar con un policía.
A raíz de ello, la PBA comenzó a distribuir entre sus alrededor de 12.000 miembros un documento para que estos lo firmen y pidan con él que De Blasio no acuda a sus funerales en caso de que caigan en el ejercicio de su trabajo.
No ha trascendido si los agentes fallecidos el sábado habían respaldado esa iniciativa.
Aunque no estalló hasta hace poco, la tensión entre parte del Departamento y el alcalde venía gestándose ya desde la campaña electoral, en la que De Blasio recibió el apoyo de organizaciones e individuos calificados de «anti-Policía» por algunos mandos del Cuerpo.
El alcalde, progresista y con pasado en el activismo de izquierda, ha emprendido además desde su llegada al cargo numerosas reformas en la Policía para tratar de mejorar su relación con todas las comunidades de la ciudad, acciones que no siempre han sido bien vistas por los agentes.
George Pataki, exgobernador conservador del estado, también culpó a la «retórica de división y contra la Policía» del alcalde por el asesinato del sábado, un mensaje similar al que expresó en televisión el exalcalde de Nueva York Rudolph Giuliani.
En su primera aparición tras el ataque registrado en Brooklyn, De Blasio subrayó que los ataques contra la Policía son ataques contra todos los neoyorquinos y aquello que valoran.
Las banderas, a instrucción de las autoridades, ondean hoy a media asta en luto por el fallecimiento de Ramos y Liu, mientras continúan las investigaciones.
El autor del ataque, Ismaaiyl Brinsley, que se quitó la vida de un tiro poco después en el andén de una estación de metro cercana, había disparado horas antes a su exnovia cerca de la ciudad de Baltimore, a más de 300 kilómetros de Nueva York.
Según informó hoy la Policía, Brinsley tenía un carácter muy violento y contaba en su historial con cerca de veinte detenciones y un paso por la cárcel entre 2011 y 2013 por posesión ilegal de un arma.
El hombre, que aparentemente tenía problemas mentales, había intentado suicidarse en el pasado e instantes antes del ataque se acercó a dos desconocidos para decirles que prestasen atención a lo que iba a hacer, informó el jefe de detectives de la Policía de Nueva York, Robert Boyce.
Tres horas antes de actuar, Brinsley había publicado en la red social Instagram una fotografía de su pistola y un mensaje anunciando su intención de matar a dos policías a modo de venganza.
«Ellos matan a uno de los nuestros… Vamos a matar a dos de los suyos», señalaba uno de los mensajes, acompañado por las etiquetas #shootthepolice («dispara a la Policía», en español) y #RIPEricGarner y #RIPMikeBrown, en referencia a dos recientes casos de violencia policial contra ciudadanos negros.
Tanto la familia de Garner como la de Brown condenaron hoy los asesinatos, mientras que varios de los líderes de las recientes protestas contra la Policía subrayaron que el suceso no puede vincularse en ningún caso a su causa, que precisamente busca la no violencia.