Nueva York, 23 ene (EFE).- La ciudad de Nueva York quedó hoy casi paralizada y con un toque de queda para los vehículos privados por los efectos de una de las más graves tormentas de nieve que haya conocido la ciudad en siglo y medio.
El meteoro, procedente del suroeste y que ya había causado estragos en las últimas horas en Washington y áreas cercanas, comenzó a castigar a Nueva York cerca de la medianoche última, y se espera que esté vigente por unas 24 horas.
Las autoridades decretaron poco después del mediodía la prohibición del tráfico de vehículos en la ciudad de Nueva York y en Long Island, que se extiende al este de Manhattan y que en su extremo occidental incluye los barrios de Queens y Brooklyn.
«Necesitamos los vehículos fuera de las vías para que nuestros equipos puedan hacer su trabajo, y mantener las vías accesibles para emergencias», afirmó el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, al justificar la medida que había anunciado el Gobierno del estado.
La prohibición de la circulación de vehículos comenzó a las 14.30 hora local (19.30 GMT), y se mantendrá hasta que mejoren las condiciones meteorológicas, lo que se espera ocurra en las primeras horas del domingo.
Esta restricción implicó que quedaron cerrados para el tráfico de vehículos privados los puentes y los túneles que conectan a Manhattan con Long Island, con el norte del estado y con el vecino estado de Nueva Jersey.
Ya desde antes había quedado interrumpido el servicio de autobuses públicos por la ciudad.
Unido a ello, las autoridades acordaron que desde las 16.00 hora local (21.00 GMT) se suspendiera el servicio del metro en los tramos en los que circulen los vagones al aire libre, así como las líneas de tren suburbanas que conectan con Manhattan.
Siguen abiertas las líneas de metro que salen de Manhattan en túneles subterráneos, los trenes que también utilizan túneles, mientras que el servicio de barcos con rutas fijas en la ciudad están funcionando con limitaciones.
Dos horas después de que entrara en vigor el toque de queda vehicular, las compañías aéreas habían cancelado un total de 2.014 vuelos con destino o salida desde los tres aeropuertos que prestan servicio a Nueva York, uno de ellos, el de Newark, en Nueva Jersey.
Por lo menos el aeropuerto JFK, el que más pasajeros aporta a Nueva York, tenía programados algunos vuelos internacionales hasta el final de la jornada, aunque en el tablero de anuncios la palabra «cancelado» era la que más aparecía.
El transporte de trenes de larga distancia de la compañía Amtrak estaba funcionando también con horarios modificados.
Las medidas especiales se adoptaron teniendo en cuenta la intensidad de la nevada, una de las más grandes que tiene la ciudad en siglo y medio, según De Blasio.
A media tarde de este sábado, Nueva York tenía una temperatura de -3 grados centígrados, con una sensación térmica de -14 grados, con vientos de 30 kilómetros por hora y rachas de 56 km/h.
En su más reciente rueda de prensa, la tercera del día, De Blasio dijo que están cayendo entre 2,5 y 7,6 centímetros de nieve por hora, y la última previsión es que se terminará el día con una cantidad de nieve acumulada de entre 61 y 71 centímetros.
Hasta media tarde, en Central Park, el punto de referencia para la medición meteorológica de la ciudad, había caído medio metro de nieve.
Las autoridades venían insistiendo desde el jueves pasado en la necesidad de que este sábado los neoyorquinos se quedaran en casa, y el llamamiento fue reiterado a lo largo del día de hoy.
A pesar de estos mensajes, en vista de que aún seguían circulando en las vías vehículos particulares, lo que dificultaba los trabajos de los equipos quitanieves, se acordó la prohibición de la circulación de los vehículos, a excepción de emergencias.
Hasta el alcalde De Blasio tuvo que precisar que tampoco deberían estar circulando las bicicletas que sirven comida a domicilio, un recurso muy habitual entre los neoyorquinos.
«Nadie debería estar montando en bicicleta con este clima», insistió.
Antes de que entraran en vigor las restricciones de tráfico, solo en la ciudad se habían registrado unos 300 accidentes de vehículos y otros 300 tuvieron que ser remolcados por particulares o grúas.
Los problemas que está causando la tormenta de nieve, la primera grande de la temporada para Nueva York, se amortiguan por el hecho de que se produce en sábado, y no en un día laboral.
Las previsiones indican que la intensidad de la tormenta disminuirá según entre la noche, pero la preocupación se extiende a Long Island por los efectos que puedan ocasionar los fuertes vientos cuando comience la marea alta.