Diomerys O’Leary se sentía nerviosa por dejar que su hija de 14 años viajara sola a República Dominicana para visitar a su papá, pero jamás imaginó el calvario que viviría luego de que Air Canada abandonara a la niña en el aeropuerto de Toronto, luego de cancelar la última etapa de su viaje a casa.
Un correo electrónico del 18 de enero notificó a O’Leary que el vuelo de su hija Eva desde el Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto a St. John’s fue cancelado debido a una interrupción laboral en el aeropuerto de Newfounland y Labrador, y reprogramado para dos días después.
Luego vino la avalancha de mensajes de texto de su hija en pánico, diciendo que Air Canada le dijo que estaba sola para encontrar un lugar para dormir, comida y transporte.
O’Leary le manifestó a su hija que volviera al mostrador de Air Canada y pidiera ayuda nuevamente, pero indicó que el personal rechazó a la niña por segunda vez.
Ese fue el comienzo de una terrible experiencia de 24 horas, mientras O’Leary luchaba desde más de 2.000 kilómetros de distancia para encontrar un lugar para que su hija se quedara y algo para comer.
Un defensor de los pasajeros, que formó parte de las consultas gubernamentales que condujeron a las Regulaciones de Protección de Pasajeros Aéreos, indicó que las propias reglas de la aerolínea le permiten evitar asumir la responsabilidad.
Al igual que otras aerolíneas, entre ellas WestJet y Air Transat, Air Canada ofrece un servicio de pago sujeto a ciertas condiciones, donde el personal ayuda a los niños a volar solos. Pero ese servicio no está disponible para viajes de varios tramos como el de Eva.
En esos casos, la aerolínea explicó en un correo electrónico que su práctica «es dar asistencia prioritaria a ciertos pasajeros que viajan con nosotros, como discapacitados, ancianos y jóvenes», pero añadió que ese día estaba lidiando con «un incidente inesperado y abrupto», cancelaciones de vuelos y «cientos de clientes que requieren asistencia».