La Policía Nacional de Nicaragua informó hoy de que busca desarticular a grupos armados de delincuentes cerca de la frontera con Honduras con los que, junto al Ejército, ha mantenido enfrentamientos que han dejado al menos un militar y siete civiles muertos en lo que va de año.
«Estamos trabajado en la desarticulación de grupos delincuenciales en el campo», declaró a periodistas el portavoz de la Policía, Fernando Borge, al ser consultado sobre la preocupación de representantes de la Iglesia Católica del país que los consideran «rearmados» contra el gobierno.
El obispo de la diócesis de Jinotega, Carlos Herrera, expresó hace dos días su preocupación por los enfrentamientos armados en el norte de Nicaragua y pidió al Ejército respetar los derechos humanos en la región.
El Ejército de Nicaragua, por su lado, ha rechazado que haya capturado, torturado o asesinado a campesinos de las zonas rurales del país, como lo denunciaron labriegos y reiteró que únicamente ha tenido enfrentamientos con bandas de delincuentes en la zona norte del territorio nicaragüense.
«Hemos estado atendiendo demandas de pobladores, productores y ganaderos, en planes conjuntos con el Ejército, en la seguridad en el campo, en el triángulo minero», reiteró el portavoz policial.
El último enfrentamiento armado ocurrió la semana pasada en el municipio de Pantasma, un antiguo corredor de la guerra civil que se libró en Nicaragua en los años 80 del siglo pasado, donde murió un civil, según sus familiares, a manos del Ejército mientras trabajaba y de acuerdo con los militares en el combate.
El plan de seguridad en zonas rurales, ejecutado en los dos últimos años, ha permitido la desintegración de 150 agrupaciones de delincuentes, con 1.015 personas detenidas y la recuperación de 3.000 semovientes, según la Policía Nacional.
Managua, 16 oct (EFE).-