Natalia Gutiérrez, Canadiense, de origen Colombiano, llegó a London hace diez años en compañía de sus padres y hermanos. Contrajo matrimonio con José Antonio Casanova, Canadiense, de origen Venezolano, hace siete años. Estudió su carrera como Paralegal en Westervelt College, de donde se graduó con honores en 2007. Es madre orgullosa de dos hermosas niñas de cinco y dos años.
Desde su llegada a Norte América, Natalia se ha distinguido por su permanente servicio a los inmigrantes de todas partes del mundo. Su dedicación, permanente amabilidad y entusiasmo han sido un verdadero escudo al servicio de la protección de muchas personas que han llegado en condiciones precarias. Son muchos los que han encontrado en Natalia el consejo oportuno, la sonrisa amable, y la dedicación compasiva y oportuna que se necesita para aliviar las muchas tribulaciones de quienes buscan refugio en Canadá.
Antes de terminar su carrera como Paralegal, Natalia dedicaba días y noches enteras a buscar diferentes maneras de aliviar la vida de quienes llegaban a London sin nada, salvo su ropa y documentos, pero con miedo y una angustiosa desorientación. Conseguía entre sus amigos el televisor, la cama, la cuna, el juego de cubiertos, las almohadas…en fin, aquellos elementos con que las familias lograban pasar los primeros días de angustia y temor, mientras lograban establecerse en la ciudad. Luego guiaba con serena dedicación a los recién llegados en los trámites necesarios para la radicación de papeles, la búsqueda de soporte legal, la obtención de ayuda, la búsqueda de empleo, la matricula en los cursos de Inglés, la obtención de la licencia de conducción etc., etc.
Finalmente, desde el 2009, se vinculó con la oficina de Michael Loebach, reconocido abogado de Inmigración de la ciudad, y desde allí continúa su tarea de permanente servicio a los inmigrantes y refugiados, especialmente los Latino Americanos que –a pesar de crecientes trabas Federales- continúan llegando a Canadá, huyendo del flagelo de la violencia y las guerras que consumen a varias naciones de América Latina.
Son muchos los compatriotas de nuestras naciones hermanas los que pueden dar testimonio del permanente liderazgo y dedicación de Natalia a la loable misión que ella misma se impuso, guiada por el amor a sus coterráneos y su extraordinaria vocación de servicio a la comunidad.