La empresaria y activista de Toronto Maayan Ziv, que vive con atrofia muscular espinal, dijo que partió el 7 de septiembre del Aeropuerto Internacional Pearson de Toronto para asistir a una conferencia de accesibilidad en Tel Aviv al día siguiente. Cuando llegó, encontró que su silla de ruedas había sido dañada.
“Llegué cuatro horas antes para asegurarme de tener suficiente tiempo porque sé que muchas cosas toman más y tengo que empacar mi silla de ruedas y abordar primero en el avión”, indicó Ziv.
Ella agregó que envió las dimensiones de su silla de ruedas a Air Canada antes de llegar, y envolvió la silla con burbujas antes de entregársela al personal de la aerolínea.
A su llegada a Tel Aviv, descubrió que, no obstante, su silla de ruedas había sido dañada.
“Llegué a Tel Aviv a las 10:00 a.m. y encontré mi silla de ruedas rota”, afirmó. “Nadie me dijo nada al respecto, tuve que denunciarlo yo mismo”.
Si bien Air Canada ahora se ha ofrecido a pagar a Ziv por los costos totales de los daños, dice que inicialmente la aerolínea le ofreció un cupón de $ 300.
“Me sentí insultada y enfurecida”, aseveró. “Eventualmente dijeron que sí, que cubrirían el costo de la reparación, pero… este daño me ha costado todo un viaje de trabajo, mi salud (tengo dolor), un trauma emocional y probablemente meses de espera para que me arreglen la silla de ruedas”.
Air Canada por su parte expuso que está trabajando para «garantizar que el dispositivo sea reparado».
Un informe reciente publicado por el Canadian Journal of Disability Studies llama a las compañías aéreas canadienses a reflexionar sobre sus prácticas en sillas de ruedas.