Una residente de Toronto, identificada como Natalya, está compartiendo su desgarradora experiencia para alertar a otros sobre las estafas de criptomonedas después de perder 340,000 dólares en una operación fraudulenta. Natalya, quien prefirió no revelar su nombre completo por vergüenza, se vio atraída por una historia en YouTube que promocionaba las inversiones en criptomonedas como una manera rápida y moderna de enriquecerse.
Ingresó al sitio web de la empresa mencionada en el video y, tras una llamada persuasiva, decidió invertir inicialmente 250 dólares. A medida que veía crecer sus ganancias, confió aún más y llegó a transferir un total de 340,000 dólares. El estafador, en un intento de ganarse su confianza, le envió 5,000 dólares y le instó a comprar pendientes de diamantes para «actuar como una mujer rica». Este gesto la convenció de que la empresa era legítima, llevándola a invertir sumas significativas.
Aunque en la teoría sus ganancias parecían duplicarse, Natalya se dio cuenta de la estafa cuando intentó retirar fondos y no pudo. Descubrió que todo era fraudulento, y su pérdida ascendió a 340,000 dólares. La vergüenza inicial la llevó a no hablar de su situación, pero ahora está compartiendo su historia para prevenir que otros caigan en la misma trampa.
Según el Centro Canadiense Antifraude, las estafas de inversión en 2023 resultaron en pérdidas por un total de 309 millones de dólares para los ciudadanos canadienses. Con el aumento de estas estafas, Jason Tschetter, fundador de Fraud Hunters Canada, destaca la falta de recursos disponibles para las víctimas de fraudes con criptomonedas. Su organización, que cambiará de nombre a Cyber Crime Victim Service, tiene como objetivo convertirse en un recurso vital para aquellos afectados por el fraude cibernético.
Tschetter subraya las consecuencias devastadoras de estas estafas, desde problemas financieros hasta intentos de suicidio. Natalya, a pesar de su propia tragedia, busca prevenir que otros sufran y se conviertan en víctimas de nuevas estafas, como la práctica común de los delincuentes de ofrecer supuestas soluciones para recuperar los fondos perdidos, cobrando tarifas por adelantado en otro intento de fraude.
