Los cristianos volvieron a ser blanco de violencia en Egipto donde al menos 28 personas murieron, incluidos niños, este viernes en un ataque de hombres armados y enmascarados contra el autobús que los llevaba a un monasterio copto.
Este ataque, en la provincia de Minia, coincide con la ofensiva lanzada hace meses por la rama egipcia del grupo yihadista Estado Islámico (EI) contra la minoría copta en Egipto.
La organización extremista quiere multiplicar los ataques contra esos cristianos que representan a cerca del 10 por ciento de los más de 90 millones de egipcios. Hombres enmascarados abrieron fuego con armas automáticas contra el autobús que llevaba a los pasajeros al monasterio de San Samuel, a más de 200 km al sur de la capital, antes de darse a la fuga, indicó a la televisión estatal el gobernador de la provincia de Minia, Esam al Bedawi.
Según el portavoz del ministerio de Salud, Jaled Megahed, el atentado causó 28 muertos y 25 heridos. La policía instaló puestos de control en la carretera donde tuvo lugar el ataque, indicó Al Bedawi.
Estado de emergencia
En los últimos seis meses, el grupo terrorista EI reivindicó atentados suicidas contra dos iglesias coptas en los que murieron 45 personas al norte de El Cairo a comienzos de abril, y otro ataque suicida contra un templo copto en el centro de la capital, que dejó 29 fallecidos en diciembre.
Tras el doble ataque del Domingo de Ramos, el presidente egipcio Abdel Fatah al Sisi declaró el estado de emergencia por un plazo de tres meses. Acusó entonces a los yihadistas de intentar dividir el país al atentar contra las minorías. Los coptos forman la mayor comunidad cristiana de Oriente Próximo, y también una de las más antiguas, en un país donde los musulmanes sunitas son muy mayoritarios.
La justicia civil anunció la semana pasada que había enviado ante la justicia militar a 48 personas sospechosas de estar implicadas en los ataques contra las tres iglesias coptas perpetrados desde diciembre.
Según la fiscalía, los acusados dirigían o pertenecían a «dos células» vinculadas al EI, en el Cairo y en el sur de Egipto, y siguieron «un entrenamiento militar en campamentos del EI, en Libia y en Siria».
Una rama egipcia del EI actúa en el norte de la península del Sinaí donde ataca con frecuencia a las fuerzas de seguridad, sobre todo desde que el ejército destituyó al presidente islamista Mohamed Morsi en 2013.
En esa zona ha llevado a cabo varios atentados contra cristianos, obligando a decenas de familias a huir de sus casas desde enero. La comunidad cristiana de
Egipto recibió el mes pasado el apoyo del papa católico Francisco.
Durante su visita de dos días, el pontífice abogó por la tolerancia y el diálogo entre musulmanes y cristianos. Ferviente defensor del ecumenismo, Francisco se reunió entonces con el papa copto ortodoxo de Egipto, Teodoro II, y con el imán de Al Azhar, la institución más prestigiosa del islam sunita, Ahmed Al Tayeb.
«El incidente de Minia es inaceptable para los musulmanes y los cristianos y atenta contra la estabilidad de Egipto», declaró Al Tayeb en un comunicado.
AFP
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