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Millones de musulmanes celebran su fiesta grande con el sacrificio de ganado

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Un hombre prepara a una cabra para su venta en el exterior de la mezquita Jama Masjid con motivo de la festividad musulmana del Eid al Adha en Nueva Delhi, India hoy, 12 de septiembre de 2016. EFE
Un hombre prepara a una cabra para su venta en el exterior de la mezquita Jama Masjid con motivo de la festividad musulmana del Eid al Adha en Nueva Delhi, India hoy, 12 de septiembre de 2016. EFE

Millones de musulmanes de todo el mundo han comenzado hoy las celebraciones de Aid al Adha o Fiesta del Sacrifico, la principal festividad en el islam, que coincide con los últimos días de la peregrinación mayor a La Meca.
En la ciudad santa, cerca de dos millones de peregrinos participaron en un rezo multitudinario en la zona de Muzdalifa y se dirigieron a continuación hacia Mina, donde cumplen con la tradición de degollar el ganado y la llamada «lapidación del diablo».
Este último rito consiste en arrojar siete guijarros a cada uno de los pilares que representan las apariciones del demonio al profeta Ibrahim (Abraham), quien, según la tradición musulmana, estaba dispuesto a sacrificar a su hijo Ismael por amor a Alá.
Al menos 684.000 cabezas de ganado entraron hoy a los lugares santos, según el Ministerio de Agricultura saudí, que decomisó otras 19.000 en mal estado y prohibió los camellos por temor al coronavirus.
Las celebraciones se desarrollaron sin incidentes, a diferencia del año pasado, cuando una estampida en la zona de Mina causó la muerte a 1.757 peregrinos que realizaban la «lapidación del diablo».
Para impedir una tragedia similar, de la que Riad responsabilizó a peregrinos iraníes que marchaban en sentido contrario, las autoridades saudíes han prohibido que los chiíes realicen ritos distintos a los de los suníes y han delimitado los trayectos.
La Defensa Civil saudí también ha instalado puertas electrónicas para controlar la muchedumbre que se dirige a lanzar los guijarros contra Satanás y ha movilizado a más de 17.000 de sus miembros.
En cuanto a Egipto, el país más poblado del mundo árabe, cientos de miles de musulmanes participaron hoy en el llamado Salat al Aid (rezo del Aid) en las mezquitas y plazas, en medio de una presencia notable de las fuerzas de seguridad.
En la gran mezquita del Sultan Hasan, en la zona histórica de El Cairo, miles de familias oraron a las 06.00 hora local (04.00 GMT), antes de dirigirse a disfrutar del día festivo a los parques o a las atracciones colocadas cerca de los templos para los niños.
Los que tienen suerte también degüellan a sus reses. No es el caso de Shaima, una joven de 26 años, quien explicó a Efe al término del rezo que la subida de los precios antes del Aid al Adha ha impedido a su familia comprar un cordero.
No muy lejos de Sultán Hasan, se encuentra el «madbah» o matadero del distrito de Sayida Zeinab, donde decenas de egipcios de clase media y media alta acudieron tras el rezo para degollar el ganado.
Nadia, de 50 años, que compró un ternero para sacrificar en el «madbah», confesó a Efe que su precio subió más de un 20% hasta alcanzar las 10.000 libras (unos 1.125 dólares).
Pese a este dispendio y la crisis económica en Egipto, Nadia considera que «hay que cumplir con la suna (tradición establecida por le profeta Mahoma)».
La mujer pidió al carnicero Ahmed que, después de degollar al ternero delante de sus ojos de forma halal (con un cuchillo y la cabeza de la res en dirección a La Meca), lo dividiera en tercios.
Según la sharía (ley islámica), uno corresponde a quien lo sacrifica, el segundo a sus familiares y el tercero se debe destinar a los pobres.
Esta tradición es «una ayuda» para los más desfavorecidos en un año de crisis como este, cuando el kilo de carne ha subido hasta 120 libras (unos 13 dólares), agregó Nadia.
Al respecto, el carnicero Ahmed, con nueve años de experiencia, aseguró a Efe que este año hay poca gente que sacrifica una res solo para su familia.
«Un ternero se comparte ahora con otras cuatro o cinco personas», precisó Ahmed, quien agregó que ha descendido casi un 50% los sacrificios en su carnicería, comparando con 2015.
Después de matar el ganado, en Egipto siguen las celebraciones familiares con copiosas comidas, mientras que los peregrinos en La Meca cambian el vestido blanco del hach y se afeitan.
Durante los próximos tres días dormirán en Mina, donde hay al menos 180.000 tiendas preparadas, que está previsto que alojen hasta 1,6 millón de peregrinos.
Tras los ritos de la «lapidación del diablo», los peregrinos volverán a la Gran Mezquita de La Meca para dar siete vueltas en torno a la Caaba, y dar por finalizada la peregrinación.

Por Suleiman al Asad y Azza Guergues

Riad/El Cairo, 12 sep (EFE).-

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