La reforma migratoria de Cuba cumple hoy un año de vigencia, en el que miles de sus ciudadanos han podido viajar al exterior sin las restricciones que padecieron durante décadas pero con otras dificultades como el precio de los pasajes o la obtención de visados.
Según las últimas cifras oficiales divulgadas en la isla, entre enero y noviembre de 2013, unos 185.000 cubanos salieron del país, muchos por primera vez y muchos de ellos más de una vez en ese periodo, en el que se contabilizaron casi 260.000 viajes.
Estados Unidos, donde reside la mayor parte de la emigración y exilio cubanos, fue el principal destino de esos viajeros, concretamente del 36 por ciento, seguido de países como México, España, Panamá, Ecuador, Italia y Rusia.
La reforma migratoria cumple doce meses como una de las medidas más destacadas del plan emprendido por el presidente Raúl Castro, para «actualizar» la economía socialista y que ha incluido en los últimos años la supresión de algunas prohibiciones y restricciones que agobiaron a los cubanos durante décadas.
Hasta EE.UU., enemistado con Cuba desde hace más de cinco décadas, reconoce la importancia de la medida tal y como afirmó recientemente en La Habana Alex Lee, secretario asistente adjunto del Departamento de Estado, quien participó la semana pasada en la última ronda del diálogo migratorio entre ambos países.
A su juicio, el cambio de las leyes migratorias cubanas ha sido «muy significativo», «enormemente bienvenido» y ha tenido además un efecto multiplicador en el número de visados de EE.UU. concedidos a cubanos: unos 32.000 en el último año fiscal, lo que representa un 100 por ciento más que en el anterior ejercicio.
Pero hacer las maletas y viajar sigue siendo complicado para los cubanos, que ahora se enfrentan a problemas nuevos pero por otra parte comunes a los que tienen otros ciudadanos del mundo.
Una de esas dificultades es el costo de los pasajes: en un país donde el salario medio mensual apenas llega a 20 dólares muchos bolsillos no pueden permitirse los 400 que cuesta un billete de ida y vuelta a Miami (EE.UU.) o los 1.200 que hay que pagar para volar a España y volver, según precios de este martes recabados por Efe.
«A mí, (la reforma migratoria) no me ha beneficiado en nada. Tengo muchos deseos de viajar, pero no da la cuenta», se lamentaba hoy un taxista habanero de 41 años que se identificó como Hiram.
«La mayoría de los cubanos no tienen ingresos suficientes para viajar, y los jóvenes no podemos ahorrar y comprar un pasaporte y un pasaje si no tenemos amigos o familiares afuera. Además, en todas las embajadas nos ven como posibles emigrantes», aseveró a Efe Amanda Sánchez, una estudiante universitaria de 20 años.
Y es que si antes el dolor de cabeza de los cubanos era conseguir el «permiso de salida» que debía otorgar el Gobierno y que se eliminó con la reforma migratoria, ahora la pesadilla en la mayor parte de los casos es lograr el visado correspondiente del país de destino.
Muchos se quejan de que algunos países han endurecido su política de visados hacia los cubanos con nuevos requerimientos y engorrosos trámites como cartas de invitación, avales bancarios o documentos sobre antecedentes penales.
«Cuba suavizó sus leyes pero lo contrario pasó con las embajadas. Las medidas que Cuba desestimó, como las cartas de invitación, ahora son nuevos requisitos en varios consulados», indicó a Efe Alexander Luis, un habanero de 38 años.
También las autoridades migratorias de la isla resaltan que, tras la reforma, la principal limitación para salir al extranjero es la obtención de visas, según el coronel Lamberto Fraga, segundo jefe de Inmigración y Extranjería del Ministerio del Interior.
En cualquier caso, el Gobierno dice que la aplicación de la reforma migratoria se ha desarrollado con «normalidad» sin que se haya producido un éxodo masivo, ya que la tendencia mayoritaria (60 %) es regresar.
Quienes también han podido viajar con la reforma migratoria han sido destacados miembros de la disidencia interna como la líder de las Damas de Blanco, Berta Soler, el psicólogo Guillermo Fariñas y el activista de derechos humanos Elizardo Sánchez.
También lo hizo la bloguera crítica Yoani Sánchez, que en 2013 cursó varias giras internacionales tras años de reiteradas negativas para poder salir del país.
Hoy, en su web «Generación Y», Yoani Sánchez hace balance de un año de reforma migratoria para lamentar que son muchos los cubanos que la han aprovechado para irse del país y también muchos los que no pueden costearse siquiera los 100 dólares que cuesta la obtención de un pasaporte.
«2013 fue una mezcla de maletas, despedidas, retornos, nombres tachados de las agendas telefónicas, suspiros, largas filas a las afueras de los consulados, reencuentros, anuncios de casas en venta para pagar boletos de avión. Un año para partir y un año para quedarse», resumió la bloguera.
La Habana, 14 ene (EFE).-