San Diego (EE.UU.), 5 ago (EFE).- Más de 4.500 personas dieron hoy una emotiva despedida al agente Jonathan De Guzman, un policía de San Diego (EE.UU.) con 16 años de servicio y quien murió la semana pasada abatido a tiros durante un incidente en esta ciudad.
De Guzman, un inmigrante filipino, fue homenajeado durante un servicio fúnebre celebrado en la Iglesia Shadow Mountain y al que acudieron el gobernador de California, Jerry Brown, la fiscal estatal, Kamala Harris, y el alcalde de la ciudad, Kevin Faulconer, entre otras autoridades civiles y policiales.
«El último sacrificio del oficial De Guzman siempre será recordado por un estado agradecido y su gente, y su legado vivirá siempre en el dedicado servicio de hombres y mujeres del departamento (de Policía) de San Diego», recalcó la procuradora.
La fiscal Harris se dirigió a los hijos del oficial caído la noche del pasado 28 de julio y les dijo que su padre «siempre será un héroe».
La noche fatal, el oficial de 43 años, asignado a la unidad contra las pandillas, recibió cinco disparos de bala por parte de un sospechoso que era interrogado en las calles de la parte sur de San Diego.
En el altercado, su compañero, el oficial Wade Irwin, también resultó herido, pero sobrevivió al ataque y alcanzó a disparar contra el atacante, identificado como Jesse Michael Gómez.
«Siempre atesoraré las memorias que tuvimos, él siempre estará en mi corazón», expresó Irwin, en un mensaje leído durante el servicio por el agente Chuck Price, debido a que el agente herido aún se halla internado en un hospital local.
La madre del oficial muerto, Fe De Guzman, recordó a su hijo como un hombre que siempre veló por su familia y con quien habló por última vez la mañana del mismo 28 de julio, cuando pasó por el domicilio familiar para rezar unas oraciones.
«Nuestra familia siempre recordará las historias de mi gran hijo, quien arriesgó su vida por hacer de este mundo un mejor lugar», dijo la progenitora, visiblemente emocionada y ante un auditorio que la aplaudió de pie.
Llegado a Estados Unidos a la edad de 20 años, al oficial abatido le sobrevive su esposa, Mary Jane, y sus hijos Jonathan De Guzman II, de 17 años, y Amira De Guzman, de 10 años, quienes se refirieron a su padre como alguien que siempre los impulsó a cumplir sus sueños.
«Hay dolor, pero debajo de ese dolor hay orgullo, ellos están orgullosos de JD (De Guzman), así como todos nosotros también lo estamos», afirmó por su parte el alcalde Kevin Faulconer.
Fuera de la iglesia, cuyo interior estuvo a su máxima capacidad, decenas de personas se reunieron para honrar al oficial con mensajes de apoyo, así como banderas estadounidenses y flores.
Esta semana, la Fiscalía del Condado San Diego presentó cargos por homicidio e intento de homicidio contra Jesse Michael Gómez, de 52 años, principal sospechoso del asesinato y quien continúa hospitalizado por el impacto de bala que recibió durante el hecho.
Hasta el momento, las autoridades no han dado a conocer las razones por las que el acusado abrió fuego contra los policías.
De encontrarse culpable, Gómez puede ser condenado a la pena de muerte.