La canciller alemana, Angela Merkel, siguió hoy la ronda exploratoria para encontrar un socio para un gobierno estable, con disposición a hacer concesiones a los socialdemócratas en política laboral aunque sin cerrar la «opción verde».
La segunda reunión de tanteo con el Partido Socialdemócrata (SPD) estuvo enmarcada en la que fue la gran reivindicación opositora en la campaña electoral: la implantación de un salario mínimo interprofesional, ante la creciente precarización del mercado laboral alemán.
El SPD, el socio más plausible para emprender el tercer mandato de Merkel, mandó señales claras el pasado fin de semana de que esa iba a ser la condición para poder seguir, al menos, explorándose mutuamente y que, a cambio, podía renunciar a la subida de impuestos a los ingresos más altos que también planteó en campaña.
Para la socialdemocracia es importante poder presentar a sus bases un logro claro, con sello de su partido, mientras que la Unión Cristianodemócrata y su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CDU/CSU) han dado un no categórico a un incremento de la carga fiscal que, además, rechazan tanto la ciudadanía como la industria.
Con esas señales mutuas de lo que una y otra parte están dispuestas a conceder se entró en la ronda exploratoria que, incluso bajo esos signos de acercamiento, presenta muchas incógnitas sobre si llegará a plasmarse en una alianza de gobierno.
Tras siete horas de reunión a puerta cerrada, ambas partes se separaron sin acuerdos claros, pero decididas a ir a una tercera ronda exploratoria, probablemente el jueves.
La Sociedad Parlamentaria Alemania, edificio adyacente al Reichstag (sede de la Cámara baja o Bundestag), fue de nuevo el escenario de la reunión entre los catorce delegados de la (CDU/CSU), frente a los siete del SPD.
Al igual que en las anteriores rondas de sondeo la llegada de las delegaciones estuvo envuelta en un gran despliegue de medios, por mucho que hasta que se puedan presentar resultados concluyentes deberá esperarse unas cuantas reuniones más.
La secretaria general de los socialdemócratas, Andrea Nahles, insistió en la necesidad de implantar el salario mínimo, que sitúa en los 8,5 euros por hora con el argumento de que ocho millones de trabajadores perciben sueldos bajos o muy bajos y que ahora mismo hay sectores donde se perciben cinco euros por hora.
Aunque Merkel se opuso en campaña a este asunto, la reivindicación se considera asumible en las filas de la CDU/CSU -donde la defienden figuras como la ministra de Trabajo, Ursula von der Leyen-.
El asunto había quedado aparcado en esta legislatura por el rechazo de los liberales, los socios de coalición que las elecciones del 22 de septiembre convirtió en extraparlamentarios.
En los medios alemanes se baraja que el SPD, a cambio de regresar al formato de gran coalición del primer mandato de Merkel, quiere seis ministerios, incluyendo probablemente Finanzas, que ahora ocupa el hombre fuerte del gobierno, Wolfgang Schäuble.
A la reunión de hoy seguirá mañana otra ronda con los Verdes -o incluso una tercera-, tras lo que se espera una decisión por parte de la CDU/CSU acerca de con quién entablará negociaciones formales.
De decantarse por el SPD, ese principio de acuerdo sería abordado por una convención de 200 delegados socialdemócratas el próximo domingo.
Si Merkel da la sorpresa y opta por los Verdes, éste sería el tema dominante del congreso que celebrará la formación ecopacifista de viernes a domingo.
Lo que no puede descartarse es que, caso de entablarse negociaciones formales, de recibir el SPD o los Verdes el visto bueno de sus respectivas asambleas e incluso de consensuarse un pacto de coalición, éste acabe naufragando en la fase final.
La cúpula del SPD, como la de los Verdes, se plantean someter la decisión final a la militancia del partido -470.000 para los socialdemócratas y 61.000 para los ecopacifistas- lo que implica un alto riesgo, incluido tener que reiniciar el proceso casi de cero.
Gemma Casadevall
Berlín, 14 oct (EFE).-