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Manifestantes salieron a las calles en todo México el domingo en la más reciente protesta contra la reforma judicial propuesta por el presidente Andrés Manuel López Obrador y otras medidas del partido gobernante que, según sus críticos, debilitarán los controles y equilibrios democráticos.
Los manifestantes se congregaron en la Ciudad de México, así como en Michoacán, Puebla, León, Jalisco, Oaxaca, Veracruz y otros estados, para expresar sus preocupaciones sobre el cambio en el poder judicial, en particular la posibilidad de que los jueces sean elegidos. Muchos manifestantes también están molestos por una propuesta para eliminar las agencias reguladoras independientes.
En la capital, multitudes de personas, muchas de ellas trabajadores de tribunales federales y jueces en huelga, finalizaron su marcha frente al edificio de la Corte Suprema en el corazón de la ciudad, ondeando banderas que decían “Independencia judicial” y “Respeto a la democracia”.
“En este momento estamos protestando contra las reformas, pero no son sólo las reformas”, dijo el abogado Mauricio Espinosa. “Son todos estos ataques contra el Poder Judicial y otros órganos autónomos. Lo que hace es terminar fortaleciendo al Ejecutivo, al próximo presidente”.
Tras las grandes victorias electorales de junio del partido del presidente, Morena, y sus aliados, el gobierno ha presionado para lograr cambios radicales en el sistema judicial de México, algo que durante mucho tiempo ha estado en desacuerdo con López Obrador, un populista que ha atacado abiertamente a los jueces e ignorado las órdenes judiciales.
Su propuesta incluye que los jueces sean elegidos para sus cargos, algo que analistas, jueces y observadores internacionales temen que llenaría los tribunales con jueces políticamente sesgados y con poca experiencia.
Esa era la preocupación de Espinosa, quien dijo que los jueces “tendrán que recaudar dinero para hacer campaña, encontrar a alguien que los respalde. Entonces sus sentencias ya no serán 100% independientes”.
Los cambios propuestos requerirían la aprobación del Congreso de México, donde la coalición gobernante tiene la mayoría.
Y las autoridades electorales asignaron el viernes a Morena y a sus partidos aliados el 73% de los escaños en la cámara baja del Congreso, aunque obtuvieron un porcentaje significativamente menor, el 60% de los votos . Eso daría al bloque gobernante la mayoría de dos tercios en la Cámara de Diputados necesaria para impulsar cambios constitucionales con poco o ningún compromiso.
La coalición se quedará a unos pocos escaños de la mayoría de dos tercios en el Senado, pero podría ganar los votos necesarios de un partido más pequeño.
Si bien los nuevos legisladores no asumirán sus cargos hasta el 1 de septiembre, un comité del Congreso ya comenzó el viernes a impulsar otra iniciativa polémica: la eliminación de siete organismos autónomos, incluido el Instituto Nacional de Transparencia.
Morena sostiene que los organismos independientes de supervisión y regulación de México son un desperdicio de dinero. Afirma que las responsabilidades de supervisión deberían otorgarse a los departamentos gubernamentales, permitiéndoles básicamente que se vigilen a sí mismos.
Las medidas colectivas del presidente y su partido han alimentado los temores de que se socaven las instituciones democráticas, pero para muchos de los presentes en las manifestaciones, la reforma del poder judicial representa la mayor amenaza.
Los empleados y jueces de los tribunales federales están en huelga, el valor del peso se ha desplomado y las firmas financieras internacionales han expresado su preocupación . A mediados de semana, el embajador de Estados Unidos, Ken Salazar, advirtió que la elección de jueces es un “riesgo” para la democracia de México y “amenaza la histórica relación comercial” entre los dos países.
López Obrador, quien deja el cargo el 30 de septiembre, y la presidenta electa Claudia Sheinbaum, miembro de Morema, rechazaron los comentarios de Salazar . López Obrador calificó los comentarios como “irrespetuosos a nuestra soberanía nacional”, y Sheinbaum dijo el sábado que si bien siempre habrá diálogo entre Estados Unidos y México, “hay cosas que sólo corresponden a los mexicanos”.
