Tras la sentencia y negación del último recurso jurídico de Lula Da Silva se han vivido 48 horas de extrema tensión, ya que por momento se pensó que el exmandatario no se entregaría. Sin embargo, este sábado Da Silva se entrego a la policía para hacer frente a la condena de 12 años que debe enfrentar por cargos de corrupción.
Tras refugiarse en la sede de su partido, Lula se desplazó caminando a un vehículo de la Policía Federal que lo esperaba en las cercanías del sindicato metalúrgico de São Bernado do Campo en São Paulo, lugar que sirvió de refugio para el exmandatario desde el día jueves.
Dos horas previas a la entrega de Da Silva, un grupo de seguidores impidió el primer intento del expresidente de abandonar el edificio, bloqueando los portones y el tráfico del vehículo de la Policía Federal por lo que Lula tuvo que dejar el vehículo y regresar al edifico.
Posteriormente a su entrega, los cuerpos de seguridad trasladaron al exmandatario en helicóptero a la ciudad de Curitiba, ciudad en donde cumplirá su condena en una celda especial de 15 metros cuadrados la cual fue adaptada para su estadía.
En la mañana del sábado, el expresidente se expresó frente a sus simpatizantes que: Voy a atender el mandato [de prisión] porque quiero mostrarles lo que es responsabilidad y para poder probar mi inocencia, Voy a atender el mandato para que no digan mañana que soy un prófugo y que me estoy escondiendo. Voy para que sepan que no tengo miedo.