Mientras millones de personas contemplan las decisiones de Donald Trump con horror y confusión, sus simpatizantes defienden los decretos contra inmigrantes y refugiados con el fin de defender el imperio de «la ley y el orden» en Estados Unidos.
«Cuando te vas a dormir por la noche, ¿cierras tu puerta o la dejas abierta para que todo el mundo entre? Es lo mismo con nuestro país», argumenta a Efe Alice Butler-Short, una mujer de origen irlandés que solía trabajar como asistente legal y hace casi un año fundó el grupo de «Mujeres por Trump en Virginia».
La promesa de Trump de poner a «EE.UU. primero» ha conquistado a sus votantes, que se enorgullecen de que su presidente ya esté cumpliendo algunas de sus promesas electorales más controvertidas.
Para Butler-Short, es importante tener al frente del país a un líder «fuerte» capaz de implementar «la ley y el orden» con iniciativas como el decreto que suspende temporalmente la entrada de refugiados y de ciudadanos de siete países de mayoría musulmana, bloqueado provisionalmente por un juez este viernes.
Las medidas han provocado gran cantidad de protestas en EE.UU. y, además, los estados de Washington, Virginia, Massachusetts, Nueva York y Minesota han cuestionado su legalidad en las cortes, dando pie a una batalla judicial que probablemente acabe en el Supremo.
«Existe una pequeña posibilidad de que venga gente con malas intenciones, pero una fracción de esa pequeña parte ya es un riesgo demasiado grande», argumenta a Efe Fredy Burgos, un hispano residente en Burke (Virginia) y que se define como «100 % sangre chilena».
A principios de la década de los 70, cuando asumió la Presidencia Salvador Allende, sus padres salieron de Chile, llegaron a Toronto y desde allí partieron a EE.UU. con su hijo de dos meses, nacido en Canadá.
«La emigración de antes y la de ahora es totalmente diferente, no solo por la cantidad sino también por la calidad de los inmigrantes. Antes eran más educados, ya venían con un trabajo y no recibían asistencia social. Ahora se ha creado un mercado de ‘cosas gratis’ en la frontera con México», consideró Burgos.
«¡Construye el muro!» fue uno de los eslóganes principales de la campaña electoral de Trump, aunque cada uno de los seguidores se imagina la barrera fronteriza de una forma diferente.
El republicano Dustin Hodges respalda al 100 % la construcción del muro, pero con una «gran puerta» para que puedan entrar por ella los inmigrantes que estén dispuestos a integrarse en el estilo de vida estadounidense y contribuir a la economía del país, en vez de «aprovecharse» de su riqueza.
Aunque México se niega, Trump ha prometido que el país vecino pagará por el muro, de una forma u otra, y ha amenazado con fijar un impuesto del 20 % para las importaciones del país latinoamericano.
En ese punto, Hodges está en desacuerdo con Trump porque esa idea se topa de frente con el principio del libre mercado y, a su juicio, lo que habría que hacer para financiar el muro es gravar las remesas que los inmigrantes envían a sus familiares en México desde EE.UU.
El muro ha sido una de las medidas estrella que Trump ha proclamado a golpe de tuit en sus últimas dos semanas, periodo en el que también ha cargado contra Australia y el actor Arnold Schwarzenegger y ha iniciado el desmantelamiento de la reforma sanitaria del expresidente Barack Obama, conocida como «Obamacare».
En su primer día como presidente, además, ya firmó la retirada de EE.UU. del Tratado Transpacífico (TPP), que fue negociado por Obama con once países de la cuenca del Pacífico.
Aunque el fin del TPP ha despertado alegría, los simpatizantes de Trump también han expresado cierta ansiedad y rabia debido a que sigue en pie el programa de Acción Diferida (DACA), que Trump prometió eliminar y que desde 2012 ha permitido a 750.000 jóvenes indocumentados frenar su deportación y lograr un permiso de trabajo.
El «retraso» en la cancelación de la «amnistía ejecutiva» proclamada por Obama ya fue considerado la semana pasada como una «traición» por el popular blog conservador RedState.
En términos generales, desde que asumió la Presidencia el pasado 20 de enero, Trump ha cosechado una aprobación del 42 % entre los estadounidenses y una oposición del 49 %, según la web de Real Clear Politics, que confecciona un promedio diario de los principales sondeos.
Beatriz Pascual Macías