El primer ministro Justin Trudeau inaugurará el domingo un retiro de gabinete de tres días en Halifax, donde los temas serán la equidad y las relaciones entre Canadá y Estados Unidos, pero los sentimientos serán todos de déjà vu.
Hace un año en Charlottetown, el gabinete esperaba que su retiro anual posterior al verano y la enorme remodelación ministerial que lo precedió dieran nueva vida al gobierno liberal.
Alerta de spoiler: no lo hicieron.
Trudeau y su equipo están tan por detrás de los conservadores en las encuestas que si estuvieran en una pista de carreras ya los habrían superado, y con las próximas elecciones a un año como máximo de distancia, el camino para recuperarse se acorta cada día.
Los tipos de interés han comenzado a bajar, la inflación ha vuelto a un rango normal y el crecimiento de los salarios ha sido sólido.
Pero los costos de la vivienda y la disponibilidad siguen siendo extremadamente difíciles, los precios de los alimentos aún son altos y los liberales no han podido contrarrestar los mensajes del líder conservador Pierre Poilievre de que la vida se ha vuelto más cara e insegura bajo el mandato de Trudeau.
En junio, los liberales perdieron un escaño en Toronto que habían mantenido durante mucho tiempo ante los conservadores, erosionando aún más lo que quedaba de la frágil confianza que tenía el partido de que podía lograr una remontada milagrosa con Trudeau todavía al mando.
El gabinete se reunió brevemente en línea durante el verano para aprobar algunos nombramientos, pero la cena de trabajo que inicia el retiro el domingo marcará la primera reunión en persona desde esa elección parcial.
Marci Surkes, directora de estrategia de la firma de relaciones gubernamentales Compass Rose y ex miembro de alto rango del Partido Liberal, dijo que la mayoría de los retiros del gabinete se centran en un 90 por ciento en los asuntos de gobierno y un 10 por ciento en la política y la gestión de los grupos parlamentarios. Esta vez, dijo, puede que haya más atención en esto último, especialmente en las conversaciones más informales que se mantienen al margen.
«Creo que lo que está en la agenda de este retiro es probablemente incluso menos importante que simplemente ser un momento de reunión», dijo.
Este gobierno «necesita desesperadamente» un reinicio, afirmó. Pero eso podría tener que ver más con la capacidad de responder mejor a los cambios constantes que ocurren en el mundo y en Canadá, que con tratar de predecir cada paso de los próximos seis a doce meses antes de la votación.
«Creo que la realidad de este retiro es que en algunos aspectos se trata menos de la agenda y la programación que de poder tener algunas conversaciones reales y francas sobre dónde se encuentran todos y si tienen la energía, la determinación, las ideas y el impulso para seguir adelante», dijo Surkes.
En julio de 2023, el gabinete fue reestructurado por completo y se incorporaron siete nuevos ministros, mientras que 22 de los 30 ministros restantes pasaron a desempeñar funciones diferentes. Desde entonces, solo se han realizado cambios menores y, hasta el momento, Trudeau ha optado por no volver a reestructurar el gabinete antes de este otoño.
Surkes señaló que algunas de las consecuencias de ese cambio de 2023 todavía se están sintiendo.
Tanto la elección parcial de Toronto-St. Paul’s, que los liberales perdieron en junio, como la próxima elección parcial en el distrito de Lasalle-Emard de Montreal, se produjeron después de que ex ministros que perdieron sus carteras (Carolyn Bennett y David Lametti) decidieran abandonar la política por completo.
Bennett perdió el escaño en Toronto ante los conservadores después de haber sido un bastión liberal durante casi 30 años, y el de Lametti corre el riesgo de quedar en manos del NDP cuando se realice esa votación el 16 de septiembre, algo que Surkes dijo que sería un «golpe devastador».
Si bien la agenda puede no ser tan interesante como la política en este retiro, los ministros tienen un itinerario establecido para sus discusiones. El retiro incluye un día completo de reuniones el lunes sobre vivienda, equidad y asequibilidad, y la clase media.
El martes se dedicará a las relaciones entre Canadá y Estados Unidos. Trudeau lanzó una nueva misión del Equipo Canadá en Estados Unidos a principios de este año para promover los intereses de Canadá antes de las elecciones presidenciales.
La estrategia, que Surkes llamó en broma la «ofensiva del encanto del arce», se centra en reforzar las defensas de Canadá en caso de que Donald Trump sea elegido nuevamente para la Casa Blanca en noviembre, pero todavía hay irritantes en la relación incluso si Kamala Harris asume el cargo.
El meteórico ascenso de Harris en Estados Unidos puede ser uno de los factores que dé nueva energía a los liberales. Su partido demócrata y los liberales coinciden en muchos frentes políticos, desde los almuerzos escolares y los derechos reproductivos de las mujeres hasta el cambio climático y la energía limpia.
Lo que no pasa desapercibido para muchos liberales es que la decisión del presidente Joe Biden de abandonar la carrera presidencial generó una repentina oleada de energía e impulso para los demócratas.
Las especulaciones sobre el futuro de Trudeau han sido un tema recurrente en los círculos políticos canadienses durante años, aunque el propio Trudeau no ha insinuado que esté considerando siquiera irse. Surkes dijo que no cree que lo que sucedió con los demócratas obligue a Trudeau a seguir el ejemplo de Biden.
«Espero ver muchos préstamos de técnicas y de lenguaje, pero ¿un cambio radical en cuanto a la persona que se sienta al frente del escenario y en el podio? No sé si eso les espera a los liberales en las próximas semanas», dijo. «Pero no tengo dudas de que mucho de lo que estamos viendo allí se reflejará en lo que sucederá aquí en los próximos seis meses en términos de agenda».
