Cuando David Rodríguez, un abogado colombo-canadiense, regresó de Bogotá, su ciudad natal, a London en Ontario, donde actualmente está radicado, descubrió su nueva vocación por la venta de propiedades. Para ello se capacitó durante un buen tiempo, y ahora trabaja como bróker en una de las mejores y más grande empresa del país en este ramo.
Rodríguez jamás pensó que terminaría en el ramo inmobiliario y que, con los años, vender inmuebles le resultaría tan fascinante y gratificante como ejercer su profesión como abogado.
En el 2001, junto con su familia, emigró y se estableció en la hermosa ciudad de los bosques. Anteriormente, había ejercido la abogacía, título que obtuvo en la Universidad Santo Tomás de Bogotá, el primer claustro universitario de Colombia.
Pasado un tiempo, obtuvo la ciudadanía canadiense y, como todos los inmigrantes, su mayor reto fue encontrar nuevas herramientas que le permitieran “reentrenarse para hacer un trabajo con significado, dijo.
En ese trayecto, cuenta Rodríguez que, en un programa de dos años, obtuvo su diploma de Business en el St. Clair College. Luego obtuvo un diploma más avanzado de Business Administration Accounting (Administración de Negocios y Contabilidad), en el mismo College. Más adelante viajó a la ciudad de Windsor, en Ontario, para continuar con sus estudios en la Universidad homónima, donde alcanzó el título de Bachelor of Business Studies.
Acotó: “Fue un entrenamiento muy largo, desgastado, fuerte y de mucho sacrificio personal y económico, con el fin de obtener las herramientas necesarias para conseguir un empleo o una actividad que no solamente fuera bien remunerada, sino que tuviera un significado personal”.
A finales del año 2008, luego de ocho años en Canadá, y con la residencia en mano, decidió regresar a Colombia por algunas propuestas de empleo que recibió. Allí se estableció nuevamente y trabajó como abogado para algunas empresas de construcción y del sector petrolero. Los últimos trece años trabajó como asesor legal para unas industrias importantes del sector manufacturero colombiano.
Sostiene que el problema más grande de todo inmigrante es sentirse dividido entre lo que dejó y lo que se tiene. “Es como tener una ventana que se queda semi abierta. Uno está partido en dos. Si uno regresa a su país de origen ya no se siente tan propio del lugar. Echa uno de menos Canadá. Y Cuando uno está en Canadá extraña a Colombia”, afirmó Rodríguez.
Una de las razones que lo motivó a retornar al país del norte fue
su hijo, abogado también, a quien extrañaba mucho y se había quedado viviendo en Ontario.
El tiempo de encierro de la pandemia le sirvió para retomar los cursos de preparación como asesor inmobiliario y obtener las acreditaciones como Realtor -agentes de bienes raíces- en la Realtor State General Association, encargada de otorgar la licencia como vendedores de inmuebles en la provincia del centro este de Canadá.
A la par, se convirtió en miembro del London and St. Thomas Association of Realtors (LSTAR), del Canadian Real Estate Asociation (CREA) y del Ontario Real Estate Association (OREA).
Dedicándose a la venta residencial en Ontario, el mayor propósito del bróker es facilitarle a la gente la tramitación de los negocios en español. “Y no solo por la facilidad del idioma sino por la cultura que conocemos y manejamos. Mi interés inicial es aportarle a la comunidad una gran experiencia”.
Con la venta de propiedades en Century 21, uno de las empresas de bienes inmuebles más importantes de Canadá, con representación en todos los países del mundo, “facilitó al cliente la posibilidad de llegar a una buena negociación y dar con lo que necesita”, Rodríguez hace un paralelismo entre sus dos profesiones.
