Algo une al Papa, al hombre más rico del mundo, a la futura reina consorte de Holanda y al próximo director general de la Organización Mundial de Comercio: todos nacieron en América Latina, una región que da cada vez más líderes al mundo.
Está claro que América Latina ha pasado de ser un espectador a ser un protagonista en el escenario mundial y así lo reconocieron esta semana en Lima los participantes en el Foro Económico Mundial (WEF) para la región, que, sin caer en el triunfalismo, también señalaron problemas pendientes y riesgos en el horizonte.
«A América Latina le va bien en unos reinados, en otros regular y en otros mal. Sí, hemos tocado la cumbre en literatura, fútbol, reinados de belleza, automovilismo, atletismo, el vil metal, los políticos bufones, el polo, los organismos multilaterales y ahora nada menos que la Iglesia Católica», afirma en unas declaraciones a Efe el escritor y periodista colombiano Andrés Hoyos.
Francisco, nombre con el que fue entronizado el argentino Jorge Mario Bergoglio en marzo pasado, es el primer Papa latinoamericano de la historia y ha impuesto su estilo sencillo y austero en la cúpula de una Iglesia católica necesitada de aires nuevos.
Su compatriota Máxima Zorreguieta, casada con el príncipe Guillermo de Holanda, será a partir del 30 de abril la reina consorte de ese país europeo, aunque no es la primera vez que entra sangre latinoamericana en las monarquías europeas.
La Reina Silvia de Suecia es hija de una brasileña, la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo es de origen cubano y Sacha, el primer nieto de Carolina de Mónaco, tiene madre colombiana.
El próximo jefe de la OMC será a la fuerza latinoamericano, pues después de varias cribas solo quedan en pie las candidaturas del brasileño Roberto Azevedo y del mexicano Herminio Blanco.
Los latinoamericanos siempre han tenido buena acogida en los organismos internacionales, pero el que ha llegado más alto hasta ahora es el peruano Javier Pérez de Cuellar, secretario general de la ONU de 1981 a 1991.
El actual director general de la Organización para la Alimentación y la Agricultura (FAO), José Graziano da Silva, es brasileño y el secretario de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), José Ángel Gurría, mexicano.
Sin embargo, hay dos terrenos donde Latinoamérica ha sido siempre una potencia: el fútbol y los concursos de belleza.
Latinoamericanas coronadas como bellezas universales o mundiales las ha habido en cantidad, sobre todo venezolanas, colombianas y puertorriqueñas, pero las actuales Miss Universo y Miss Mundo, Olivia Culpo y Yu Wenxia, son de EE.UU. y China, respectivamente.
Messi, Falcao, Forlán son algunos de los muchos futbolistas latinoamericanos que triunfan ahora, herederos de grandes figuras como Pelé, Maradona y Ronaldo, pero también brillan estrellas de la región en otros deportes como en el tenis y el automovilismo.
En la música hay figuras con proyección internacional: desde Shakira y Juanes, hasta Juan Luis Guerra, Rubén Blades y Ricky Martin, por mencionar a algunos, sin olvidar al maestro José Antonio Abreu y sus sistema de orquestas juveniles en Venezuela.
Con dos premios Nobel de Literatura vivos, el colombiano Gabriel García Márquez y el peruano Mario Vargas Llosa, tampoco van mal las cosas en el mundo de las letras, un terreno en que los latinoamericanos siempre han destacado.
Y si es por dinero el hombre más rico del mundo es latinoamericano: el mexicano Carlos Slim, que cuenta con una fortuna de 73.000 millones de dólares, 4.000 millones más que el año pasado, y acaba de anunciar que dará 100 millones de dólares para erradicar la polio.
En la última lista de multimillonarios de la revista Forbes hay 99 latinoamericanos, 35 más que el año pasado, y de ellos 46 son brasileños, quince mexicanos, catorce chilenos, incluido el presidente Sebastián Piñera, y diez peruanos.
«Hay multitud de categorías en las que el Primer Mundo sigue dominando a la brava: arquitectura, pensamiento, filosofía, artes plásticas, cine, televisión de series, ciencias duras, economía, teorías de la administración, alta tecnología y así», señala Hoyos.
A veces es que no hay jugadores latinoamericanos de primer nivel, pero otras, afirma, es «porque los clubes son cerrados y se rigen por una noción paternalista que dice: ‘está bien que progresen, amigos latinos, claro que sí, pero tampoco se propasen, ¿eh?'».
Para Hoyos, es algo normal: «nadie deja un puesto en la cumbre sin que antes venga otro, tumbe la puerta con un hacha y le diga que se vaya».
«Lo que sí está claro es que en la medida que América Latina se eduque, se enriquezca y se multiplique, también se multiplicarán los portadores de hachas», subraya Hoyos, fundador de la revista cultural «El Malpensante».
Ana Mengotti/Bogotá, 27 abr (EFE).-
