La severa escasez de productos básicos en Venezuela ha llevado a que la foto diaria del país sea una inmensa fila frente a muchos abastos y supermercados, un problema que el Gobierno intenta solucionar con un sistema de venta de alimentos, conformado solo por militantes chavistas, conocido como CLAP.
Los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (CLAP) que creó el jefe de Estado, Nicolás Maduro, en marzo pasado tienen la misión de distribuir y vender directamente alimentos de la cesta básica a bajo costo, sobre todo, en las zonas populares, aunque muchos sectores aseguran que nunca han visto las «bolsas CLAP».
La idea, dijo Maduro entonces, es combatir a los empresarios de los mercados y automercados que «acaparan productos», así como a los denominados «bachaqueros» o revendedores de los artículos de primera necesidad, y enfrentar así a algunos de los autores de la «guerra económica» que asegura dirige la oposición contra su Gobierno.
El coordinador nacional del programa CLAP, Freddy Bernal, que fue designado por Maduro para llevar adelante esta tarea, aseguró el domingo que 5.600.000 personas han sido beneficiadas por los comités que, señaló, han llegado a 1.347.000 familias.
Y aunque Efe pudo presenciar la venta de las bolsas en el barrio Vista Hermosa del Junquito en el oeste de Caracas, en las zonas populares del este aseguran que no han visto el beneficio.
Liliana Rivero, del consejo comunal de Vista Hermosa en el municipio caraqueño de Libertador, dijo a Efe que el sistema de distribución de las bolsas aún presenta deficiencias pues en algunos sectores siguen faltando a la promesa de que la venta se haga cada 21 días.
Dijo que para tener el control de un CLAP los miembros deben ser «del Partido (Socialista Unido de Venezuela, PSUV) porque esto es política».
«Que todos se organicen y que todos seamos de verdad chavistas de corazón y lo hagamos con bastante sinceridad», agregó, al tiempo que aseguró que la bolsa se vende a todos los que fueron censados previamente aunque no sean afectos al Gobierno.
Sin embargo, dejó claro que la venta y repartición sí son actividades exclusivas de chavistas.
«En el CLAP estamos trabajando las personas que somos chavistas, del partido y del proceso, que estamos luchando siempre, pero nosotros no discriminamos al vecino porque sea escuálido (forma despectiva de llamar al opositor) o no, a nadie, porque todos somos seres humanos y todos vivimos en la misma comunidad», dijo.
La declaración de Rivero coincide con la del vicepresidente ejecutivo Aristóbulo Istúriz que señaló que los CLAP son «un instrumento fundamental de defensa de la revolución bolivariana».
La vecina de Colinas de Vista Hermosa Miladys Franco, madre de dos niños, compró una bolsa con harina de maíz, harina de trigo, arroz, aceite y leche, que en esta oportunidad costó 2.500 bolívares que al cambio más alto en el marco del control estatal de divisas equivale a cerca de 3,8 dólares.
Dijo que la bolsa de esa jornada era «mucho más surtida y más barata» que la anterior que le costó casi el doble y señala que este cambio se debe a que ahora hay «una nueva administración» en el CLAP que distribuye en esa zona pues los encargados anteriores «se quedaban con el dinero».
Mientras, en la favela más grande de Latinoamérica ubicada en el este de Caracas la realidad es distinta. Todos los habitantes de la zona consultados por Efe aseguraron «jamás» haber visto una «bolsa CLAP» y afirman, además, haber sido despojados del mercado estatal que vendía productos más económicos.
Zaida Guzmán vive en esa favela llamada Petare desde hace más de 58 años, específicamente en el barrio La Unión y desde allí aseguró a Efe que a esa zona «no llega el CLAP».
«Nosotros hemos ido al consejo comunal de la zona a preguntar y nos dicen que eso es netamente político, los CLAP pertenecen al PSUV», comentó y señaló que a los habitantes de La Unión, unas 75.000 personas, «también les quitaron el Mercal», el abasto estatal de precios bajos.
«¿Cómo hacemos? como dice la gente, la dieta de Maduro, la mayoría hace una sola comida al día, si consigue», dijo en referencia a la forma popular que muchos usan para hablar de la pérdida de peso por no conseguir los alimentos o no poder comprarlos por costosos a los «bachaqueros».
Es el caso de Katiuska González, que aseguró a Efe que ha bajado más de 20 kilos en tres meses: «No nos ha llegado absolutamente nada de los CLAP, nosotros de verdad estamos a la merced de nadie».
El concejal opositor de Petare José Palacios aseveró que «es mentira» que en la zona funcione el sistema de distribución de alimentos creado por Maduro y señaló que, a su juicio, en vez de CLAP debería llamarse CLAN.
«Es el clan de los especuladores que están en el alto gobierno (…) es mentira que llega el clan a la casa, que llegó la bolsa, eso es totalmente falso», dijo.
Maduro, sin embargo, sigue apostando por los comités y a mediados de este mes se preguntó: «¿Qué sería de la revolución, de nuestra patria y de la estabilidad económica y social si no tuviéramos los CLAP?».
Nélida Fernández
Caracas, 28 sep (EFE).-