Buenos Aires, 11 nov (EFE).- En la recta final de la campaña para la segunda vuelta de las presidenciales argentinas, los candidatos revisan sus estrategias para convencer a los indecisos, mientras las últimas encuestas mantienen hoy como favorito al conservador Mauricio Macri frente al kirchnerista Daniel Scioli.
Macri, líder de la coalición Cambiemos, se anota entre 8,5 y 3,5 puntos de ventaja frente al candidato del Frente para la Victoria en los últimos sondeos publicados hoy para la vuelta del próximo día 22, la primera vez que Argentina elegirá a su presidente en un balotaje.
Todas las encuestas divulgadas en la última semana arrojan un claro margen para el aspirante conservador, aunque desde su equipo de campaña aseguran que trabajarán hasta el último momento en busca del voto de los indecisos que, según la consultora Poliarquía asciende, al menos, a un 6,4 por ciento.
Ambos candidatos buscan también atraer el caudal de votos del peronista renovador Sergio Massa, que en la primera vuelta se anotó un 21 por ciento.
Para lograr su objetivo, los equipos de Scioli y Macri han intensificado su campaña a sólo once días de las elecciones, con «timbreos», visitas puerta a puerta y nuevas promesas electorales.
Scioli ha prometido asumir varias de las propuestas del programa de Massa, especialmente las relacionadas con impuestos, salarios y pensiones, mientras Macri se esfuerza en alejar su imagen conservadora y se define como el candidato del «desarrollismo del siglo XXI».
El equipo «sciolista» impulsa la imagen de moderación y diálogo del candidato tras la críticas cosechadas por la llamada «campaña del miedo» que lanzó el oficialismo para alimentar el fantasma del ajuste y los recortes en caso de un triunfo opositor y comparar a Macri con el fallido gobierno de la Alianza que encabezó Fernando de la Rúa (radical) y que concluyó prematuramente en medio de un crack económico y social en 2001.
«Quizás estén enojados con las peleas, pero conmigo es distinto. Yo soy un hombre de diálogo, como ya lo he demostrado en mi vida. Moderado y pacífico, pero decidido. Yo puedo darte el cambio que esperás, pero sin los riesgos del pasado», afirma Scioli en sus últimos anuncios de campaña.
Un giro con el que Scioli quiere marcar distancias de la estrategia de la descalificación del contrario porque «con lo que dice y lo que calla (Macri) ya tenemos bastante material», según Gustavo Marangoni, uno de los más estrechos colaboradores del aspirante oficialista.
Scioli trata también de despegarse de la sombra de la presidenta, Cristina Fernández, que, pese a mantener un alto nivel de imagen -que consultoras locales cifran en alrededor del 25 por ciento- provoca rechazo entre un amplio sector del electorado y constituye un lastre para un candidato que aspira a identificarse como un líder capaz de introducir cambios.
«Somos amigos de continuar con las líneas del Gobierno pero no del continuismo», afirmó hoy Marangoni, convencido de que «cada etapa tiene el liderazgo que necesita y ahora la Argentina necesita un cambio de liderazgo».
Después del 10 de diciembre, cuando asuma el nuevo presidente, «se van a tener que articular acuerdos» y «viene una etapa de negociaciones políticas y acuerdos», insistió.
«Pertenecer al oficialismo no te quita la posibilidad de aceptar que hay nuevos desafíos y que hay que cambiar algunos instrumentos», aseguró el funcionario en un encuentro con corresponsales extranjeros.
Entre los «instrumentos» a reformar, la política impositiva y cambiaria del actual Gobierno y la inflación, uno de los principales problemas de la economía argentina, que analistas privados sitúan por encima del 25 por ciento.
Como telón de fondo, el fantasma de la devaluación que tanto desde las filas de Macri como desde el equipo de Scioli tratan de ahuyentar.
«Imagínense lo que sería arrancar un nuevo gobierno con una devaluación del 40 por ciento. No puede ser que las expectativas que se generan por el cambio a los pocos días las políticas económicas terminen quitando el crédito», dijo.
Mientras apuran la campaña, en el horizonte de ambos candidatos, el debate que protagonizarán el próximo día 15, que ha levantado una gran expectativa en el país.
«Es como un Argentina-Brasil en la final del Mundial, con un rating de 50 puntos», resumió Marangoni.