Ocho prominentes líderes del Congreso de EE.UU. fueron arrestados hoy frente al Capitolio tras una protesta para exigir una reforma migratoria, un asunto que ha sido eclipsado por la disputa presupuestaria entre el Legislativo y la Casa Blanca.
Los congresistas, todos demócratas, formaron parte de cerca de 200 activistas cívicos, religiosos y comunitarios que fueron esposados y arrestados por la Policía de Parques por bloquear el tráfico frente al Capitolio, en unos momentos en que la reforma migratoria afronta un futuro incierto en la Cámara de Representantes.
Los legisladores arrestados fueron Luis Gutiérrez y Jan Schakowsky, ambos de Illinois, y John Lewis, de Georgia, activista y cofundador del movimiento de los derechos civiles de la década de 1960, además de los congresistas por Nueva York Charles Rangel y Joe Crowley; Raúl Grijalva, de Arizona; Keith Ellison, de Minesota; y Al Green, de Texas.
Frank Sharry, líder del grupo «America’s Voice» y uno de los activistas arrestados, explicó que hay once millones de inmigrantes indocumentados que «trabajan duro, hacen sacrificios por sus familias y fortalecen a este país, pero no pueden vivir libremente y contribuir plenamente».
Tanto los legisladores como los activistas fueron animados por miles de manifestantes que gritaban consignas como «¡Sí se puede!», «Sin justicia no hay paz», y ondeaban banderas de EE.UU., México, El Salvador, Colombia y otros países latinoamericanos.
El arresto fue la culminación de una jornada de protesta en la que participaron cerca de una veintena de legisladores y que incluyó un concierto gratuito con la artista Lila Downs, y la icónica banda de música norteña mexicana Los Tigres del Norte.
Desde el mediodía, con consignas como «¡Sí se puede!» y «Se ve, se siente, el pueblo está presente», los activistas se congregaron en el «Mall», el parque central entre el monumento a Washington y el Capitolio, para denunciar la separación de las familias inmigrantes debido a las deportaciones.
Luciendo camisetas con el mensaje de «No deporten a papá», varios niños y jóvenes subieron al escenario para pedirle al presidente Barack Obama que presione al Congreso para que se logre la reforma.
«Estoy acá para decirle al presidente Obama que nos den la reforma migratoria a todos los inmigrantes (indocumentados)», dijo Daisy Cuevas, la niña peruana que en 2010 se quejó de las deportaciones durante una visita de la primera dama, Michelle Obama, a su colegio.
Downs arrancó aplausos del público al señalar que los inmigrantes «somos el cimiento de esta nación y merecemos dignidad y respeto», mientras Los Tigres del Norte pusieron a bailar a los manifestantes con temas como «Puerta negra», «Vivan los mojados», y «Somos más americanos».
Luis Hernández, miembro del quinteto Los Tigres del Norte, dijo a los periodistas que el grupo se va «satisfecho» de Washington «porque hemos logrado algo importante, sirviendo de portavoces de esta gente» y contribuir al llamado para que cesen las deportaciones.
Gutiérrez dijo que los demócratas redoblarán sus esfuerzos para que la Cámara de Representantes someta a voto la reforma migratoria que aprobó el Senado el pasado 27 de junio, al advertir de que unos 30.000 indocumentados son detenidos y encarcelados a diario en este país.
«Alguien morirá en la frontera hoy… nuestro sistema migratorio está roto y debe ser corregido», dijo Gutiérrez, cuyo mensaje a favor de la reforma encontró eco en los legisladores republicanos por Florida, Ileana Ros-Lehtinen y Mario Díaz Balart.
La protesta en el «Mall», denominada «Camino Americano: Marcha por una Reforma Migratoria», buscaba atraer a al menos 30.000 personas pero, al final, la multitud fue menor.
La reforma migratoria ha quedado relegada a un segundo plano debido al cierre parcial del Gobierno federal, que ha entrado en su segunda semana debido a la falta de consenso sobre el presupuesto para el año fiscal 2014.
Sin embargo, la activista Erika Andiola, de Arizona, dijo a Efe que la crisis presupuestaria no eclipsó la marcha ni frenará la campaña durante octubre para que la Cámara Baja someta a voto una reforma que legalice a la población indocumentada.
«Acá no hay ‘shutdown’ (cierre del Gobierno) que valga. La lucha por la reforma migratoria seguirá hasta que la logremos, porque siempre corremos el riesgo de que nos echen de EE.UU. Hay que seguir luchando», enfatizó Andiola.
Washington, 8 oct (EFEUSA).-