Los nicaragüenses, que desde la guerra civil de los años 80 del siglo pasado llegan masivamente a Costa Rica en busca de una nueva vida, aumentan en diciembre sus travesías en medio del drama que significa la separación familiar y el calvario que tienen que pasar por obtener una visa de ingreso.
Es el caso de la nicaragüense Gioconda Matus, quien acudió esta semana al consulado de Costa Rica en Managua en busca de una visa de ingreso para reencontrarse con sus familiares, que residen y trabajan en ese país, durante las fiestas de Navidad y de Fin de Año.
Matus dijo a Efe que también busca el sueño de sus parientes y de miles de compatriotas suyos de hallar en el vecino país del sur un empleo digno que le permita una vida mejor para ella y su familia.
Como ella, también se encuentra su hermana Marisol Matus, quien prevé viajar con su hijo, de 7 años de edad, a Costa Rica, en principio por motivos de vacaciones, pero si hay oportunidad de conseguir empleo, no lo pensaría dos veces.
La nicaragüense Katherine García, originaria del departamento occidental de Chinandega, madre soltera, con hijo costarricense, ha encontrado estabilidad laboral en Costa Rica, donde reside desde hace ocho años, según dijo a Efe.
Ella, que hizo una gestión en Nicaragua sobre su documento de identidad, anima a sus familiares, principalmente, a probar suerte en Costa Rica, donde tienen más oportunidad de encontrar trabajo y con un mejor salario que en su país.
En Costa Rica viven de 500.000 a 800.000 nicaragüenses, legales e ilegales, quienes buscaron en ese país mejores oportunidades debido a los altos índices de desempleo y pobreza de Nicaragua.
La mayoría se dedica a labores domésticas, trabajo agrícola y la industria de la construcción.
La pobreza y el desempleo siguen siendo grandes retos en Nicaragua. Pese a un crecimiento del producto interno bruto (PIB) del 5 % en promedio en el último lustro, Nicaragua sigue siendo el país más pobre del hemisferio, solo superado por Haití, con datos oficiales que indican que 4 de cada 10 nicaragüenses viven en situación de pobreza y cerca de 2 en pobreza extrema.
En su intento de llegar a Costa Rica, los nicaragüenses tienen que hacer largas filas por conseguir la visa, ya sea por motivos de trabajo, reunirse con sus familiares o por turismo.
Cientos de esos nicaragüenses, incluido ancianos y niños, amanecen en las afueras del consulado costarricense en Managua para ser los primeros en ser atendidos.
En ese lugar, ubicado en el Reparto San Juan, la fila inmensa y curvilínea es formada por cientos de nicaragüenses que esperan, unos desde la noche anterior y otros desde la madrugada, el sello que autoriza su ingreso a Costa Rica.
Frente al portón consular, dos guardias de seguridad cuentan uno a uno a los que ingresan dentro del edificio haciendo que la cadena avance a ritmo lento y desesperante para el resto de los que esperan su turno en cinco filas desde la calle, de pie algunos, otros sentados en las cunetas, y bajo sol y viento.
Las personas mayores de 60 años, que viajan a conocer o cuidar a sus nietos y bisnietos, también hacen fila y hacen su espera de pie, aunque adviertan a los guardias de seguridad y a los policías de que sufren enfermedades crónicas.
En diciembre, la solicitud de visas para ingresar a Costa Rica desde Nicaragua está en temporada alta, y la demanda supera la oferta, por eso las largas filas, explicó una autoridad consular costarricense.
Según una encuesta de la firma M&R Consultores, casi cuatro de cada diez nicaragüenses quieren irse de Nicaragua, principalmente a Estados Unidos, Costa Rica y España.
Costa Rica y Nicaragua mantienen frías relaciones desde 2010 debido a tres casos que fueron elevados a la Corte Internacional de Justicia (CIJ), con sede en La Haya, dos de estos por problemas limítrofes.
Las relaciones se tensaron más debido a que Nicaragua cerró su frontera a migrantes irregulares en noviembre del 2015, por lo que miles de cubanos, haitianos y extracontinentales se quedaron varados en Costa Rica, lo que ha ocasionado una crisis migratoria en todo el sur de la región centroamericana.
Managua, 7 dic (EFE).-