El Gobierno de Juan Manuel Santos y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) retomaron hoy en La Habana sus negociaciones de paz, que llegan al noveno ciclo estancadas en la cuestión agraria, si bien la guerrilla está de acuerdo en acelerar el ritmo del diálogo para cerrar ese punto.
«Hoy reasumimos las conversaciones con mayor disposición de avance, con iniciativas dinámicas que, como siempre, apuntan a acelerar el ritmo de trabajo», declaró la guerrilla en un comunicado divulgado al arrancar la nueva ronda de conversaciones que intentan poner fin al largo conflicto colombiano.
A punto de cumplirse medio año de los diálogos de La Habana, Gobierno y guerrilla siguen sin cerrar el tema de la tierra, primer punto de la agenda de este proceso, y aunque ambas partes admiten aproximaciones aún no han ofrecido resultados concretos.
Al acabar hace doce días el anterior ciclo, los delegados gubernamentales se quejaron del ritmo «insuficiente» e «inconstante» de las conversaciones: «La opinión pública reclama resultados», advirtió a las FARC el jefe de los negociadores de Santos, Humberto de La Calle.
Esta misma semana el Gobierno ha vuelto a dejar claro que no quiere que el diálogo con la guerrilla se extienda más allá de este año ni que se prolongue «per secula seculorum», según aseguró esta semana el Alto Comisionado para la Paz, Sergio Jaramillo, a medios colombianos.
En aparente respuesta a esas llamadas a agilizar el proceso, la guerrilla espera que «pronto» haya un comunicado conjunto de la mesa sobre los alcances en el tema del desarrollo rural y dar así «certezas» a los colombianos sobre el proceso de diálogo.
En su declaración de hoy, leída ante los medios por el guerrillero «Pablo Catatumbo» (Jorge Torres Victoria), las FARC señalan que la «laborización» del trabajo rural y la cuestión de la soberanía alimentaria son los dos últimos puntos sobre la cuestión rural que se están discutiendo.
«Tenemos plena expectativa y deseo de abordar, muy pronto, el segundo punto» de la agenda (la participación política de la guerrilla), dijo Catatumbo.
Para agilizar el proceso, ambas partes acordaron este miércoles que en los próximos días trabajarán en La Habana por separado y no en la mesa conjunta, para analizar los documentos que han intercambiado sobre el tema de la tierra.
Según informó a Efe el equipo de comunicación de los negociadores del Gobierno, se trata de una metodología que ya se ha empleado en otras ocasiones a lo largo del proceso.
Desde que el 19 de noviembre de 2012 se instaló en Cuba la mesa del diálogo de paz, la guerrilla ha ido presentado hasta un centenar de propuestas sobre la cuestión rural, donde su principal reclamo es una reforma agraria estructural en Colombia que acabe con el latifundio.
En este sentido, instaron hoy al Gobierno a «no repetir errores del pasado» en la cuestión del desarrollo rural si quieren construir «caminos de entendimiento».
«No se puede editar una nueva etapa de recolonización y violencia para no tocar el latifundio, no se puede iniciar un nuevo ciclo de desposesión y acumulación y mucho menos se debe insistir en la extranjerización de la tierra, en la depredación minero-energética, en no mirar hacia la búsqueda de las soluciones alimentarias desde el concepto de soberanía», advirtieron las FARC.
Si Gobierno y guerrilla logran cerrar el tema de la tierra, el siguiente punto de debate serán las garantías para la participación de la insurgencia en la vida política de Colombia una vez alcanzado el acuerdo general de paz.
De hecho, el debate en Colombia va por delante de las conversaciones de La Habana y la opinión pública del país suramericano ya discute sobre ese segundo punto de la agenda.
El pasado 30 de abril se cerró en Bogotá el foro ciudadano sobre la participación política de la guerrilla, al que asistieron 1.265 colombianos y del que salieron al menos 400 propuestas que llegarán a la mesa de negociación de La Habana el 20 de mayo.
La Habana, 15 may (EFE).-