La Unión Europea (UE) aprobará el viernes una serie de controles reforzados sobre la carne de vacuno y de caballo con un doble objetivo: averiguar el alcance del supuesto fraude en el etiquetado de la ternera en productos procesados y saber si hay riesgo sanitario en el consumo de carne equina.
La medida la anunció el miércoles el comisario europeo de Salud y Política de Consumo, Tonio Borg, tras una reunión con los siete países que se han visto afectados por el escándalo de la carne equina en hamburguesas y preparados etiquetados como vacuno: Francia, Reino Unido, Rumanía, Suecia, Luxemburgo, Polonia y Holanda.
El anuncio de Borg se produjo un día antes de que hoy el Gobierno de París acusara a la compañía francesa Spanghero del escándalo generado por la detección de carne de caballo en diversos platos preparados que oficialmente estaban elaborados con vacuno.
«Spanguero sabía que etiquetaba como vacuno la carne de caballo» o «al menos hay una sospecha fuerte», dijo a la prensa el ministro francés de Consumo, Benoît Hamon, quien explicó que esa firma había importado la carne equina desde Holanda y que, cuando lo hizo, se precisaba que era de origen rumano y que se trataba de caballo.
En repetidas ocasiones, Bruselas ha subrayado que, al menos hasta la fecha, el escándalo es solo un problema de «etiquetado erróneo» detrás del cual podría existir fraude, pero no un «riesgo sanitario», ya que los exámenes preliminares llevados a cabo no han detectado peligro para la salud en la carne de caballo.
No obstante, las últimas informaciones procedentes de Londres podrían dar un giro a la situación, ya que el secretario de Estado británico de Agricultura, David Heath, reveló hoy que carne equina procedente del Reino Unido y contaminada con fenilbutazona, un antiinflamatorio potencialmente dañino para los seres humanos, podría haber entrado en la cadena alimentaria de Francia.
El portavoz comunitario de Consumo, Frédéric Vincent, manifestó hoy en rueda de prensa que la Comisión sabe desde hace años de la presencia en algunos casos de trazas de ese analgésico (conocido como «bute») en la carne de caballo.
«Si se detecta la presencia de fenilbutazona en carne de caballo dentro de la cadena alimentaria, habrá que ver qué medidas suplementarias se pueden adoptar», indicó.
Sobre las críticas a que Bruselas no vaya a imponer controles para detectar el polémico antiinflamatorio en los alimentos preparados, sino únicamente en la carne de caballo sin procesar, el portavoz señaló que «nada impide a los Estados miembros ir mas allá» y llevar a cabo esos análisis.
Recordó que la UE aprobará mañana, a través del Comité Permanente de la Cadena Alimentaria, la recomendación de Bruselas de realizar dos series de pruebas, que se llevarán a cabo del 1 al 30 de marzo en todos los Estados miembros.
La primera incluirá 2.500 controles sobre la carne de vacuno utilizada en alimentos procesados, como lasañas o salsas boloñesas, y la segunda consistirá en 4.000 test que se llevarán a cabo en mataderos, a partir de carcasas de caballo.
En España, se efectuarán unas 200 pruebas en cada caso, informaron fuentes comunitarias.
Bruselas espera disponer de los resultados de ambos controles el 15 de abril.
En el caso de que las conclusiones lo recomendaran, los test se prolongarían durante dos o tres meses más.
Aunque hasta el momento solo siete países se han visto afectados directamente por el escándalo de la carne de caballo, el ministro irlandés de Agricultura, Simon Coveney, cuyo país preside la UE este semestre, subrayó en la reunión del miércoles que se trata de «un problema europeo que requiere una solución europea»
Precisamente fue Irlanda el país que detectó por primera vez ADN de caballo en hamburguesas etiquetadas como vacuno.
El escándalo de la carne equina en productos comenzó en el Reino Unido a principios de este mes.
Posteriormente el fabricante británico de alimentos Findus UK señaló que algunas de sus lasañas de ternera, suministradas por la compañía proveedora francesa, contenían carne de caballo, que después se supo que procedía de Rumanía.
El pasado fin de semana se conoció que la carne de caballo rumana detectada en platos precocinados de Findus había sido negociada por comerciantes en Chipre y Holanda antes de ser adquirida por una empresa del sur de Francia y elaborada por otra en Luxemburgo.
Según publica hoy el diario francés «Le Parisien» adjuntando facturas, la empresa Spanghero compró a un intermediario chipriota 42 toneladas de carne de caballo, información que negó la compañía.
Ese intermediario chipriota era la empresa Draap Trading, dirigida por un ciudadano holandés que, de acuerdo con la cadena pública NOS, ya fue condenado en el país por vender carne de caballo haciéndola pasar por ternera.
(EFE).-