Seguramente usted los ha visto. Son decenas los productos de la canasta familiar que anuncian, con bombos y platillos, el eslogan: “ahora con vitamina D”. Y no son pocos, tampoco, los suplementos que prometen remediar supuestos déficits de este micronutriente, que se activa en el cuerpo gracias a la luz solar.
No hay evidencia científica de que haya una deficiencia generalizada de este componente, ni que sea urgente que las personas deban buscar suplementos que lo contengan. Pero hay visiones enfrentadas.
De un lado están quienes recuerdan que además de sus beneficios para la fijación de calcio en los huesos, su consumo está asociado a la prevención de otras enfermedades. Mientras que en la otra orilla están quienes afirman que se han exagerado los beneficios de esta vitamina, así como su presunto déficit, con fines comerciales.
Abecé de sus funciones
A esta vitamina se la conoce como ‘la vitamina del sol’, pues los rayos ultravioletas de la luz solar funcionan como activadores de la molécula, que se produce en el hígado. Y el doctor Saúl Rugeles, médico especializado en cirugía general, y subespecializado en nutrición clínica y metabolismo, explica que la acción de la vitamina D tiene dos efectos principales: la regulación de la entrada y salida de calcio hacia y desde los huesos y la absorción de este elemento desde la alimentación.
Dicho esto, Rugeles, que es profesor titular de la Universidad Javeriana y jefe de la unidad de nutrición del Hospital Universitario San Ignacio, advierte que no hay evidencia científica seria que soporte como una práctica conveniente o de impacto positivo el consumo suplementario de vitamina D. Entre otras razones, explica, porque en países como Colombia –ubicado en una zona ecuatorial y tropical–, la gente recibe sol de forma más que suficiente. Tampoco hay, dice, estudios que muestren una carencia generalizada del micronutriente en nuestro país.
Rugeles también desmiente otro de los argumentos en los que se apalanca esta suerte de ‘fiebre por la vitamina D’, cuando afirma que no hay pruebas contundentes sobre su acción contra enfermedades distintas a las causadas por el déficit de calcio.
El especialista explica que la idea de que los seres humanos andamos bajos en vitamina D surgió en los países del hemisferio norte, donde la luz solar escasea buena parte del año y, por tanto, hay tasas mayores de osteoporosis.
“Se empezaron a utilizar suplementos de vitamina D, y esa experiencia se empezó a exportar a otros lugares donde el sol está todo el año y donde no se necesitan porque, simplemente, somos capaces de fabricarla y obtenerla de los alimentos, de forma completamente natural”, afirma.
Y añade que en el caso colombiano, ni siquiera harían falta mediciones sobre prevalencia de déficit de vitamina D porque, aparte de nuestra localización geográfica y la relación permanente con el sol, la osteoporosis en los adultos colombianos muestra tasas perfectamente normales.
Otras miradas
Pero hay miradas contrarias. Una monografía reciente de la Sociedad Española de Bioquímica Médica, titulada ‘Vitamina D: una perspectiva actual’, señala que la deficiencia de sol puede desembocar en males como la debilidad muscular, el raquitismo (enfermedad infantil que ocasiona retraso de crecimiento y deformidades óseas graves) y la osteomalacia (pérdida considerable de masa ósea en los adultos).
La investigación, elaborada en España (que paradójicamente es conocido en Europa como el país del sol), intenta retratar las causas y consecuencias del porqué los ciudadanos de ese país tienen una prevalencia de déficit de vitamina D. Y señala, como responsables, a las alertas constantes contra los efectos de la alta exposición al sol, al uso de bloqueador todo el tiempo y a la vida cada vez más común en espacios con poca iluminación natural.
“Otros factores que limitan la exposición a la luz solar son las condiciones meteorológicas o geográficas desfavorables, la polución atmosférica, la vestimenta (…) Edificios altos, escasez de espacios abiertos suficientemente soleados y viviendas oscuras favorecen el desarrollo de estados carenciales de la vitamina”, expone el documento.
El grueso del problema, agregaron los expertos españoles, es que el 90 por ciento de la vitamina D que sintetiza el cuerpo es proveniente del sol y el restante llega por la vía alimentaria, pues son pocos los alimentos que la aportan, entre ellos los pescados azules como el salmón, la caballa y las sardinas, y la yema de huevo.
Por su parte, médicos colombianos que publicaron la investigación ‘Prevalencia de la insuficiencia de vitamina D en pacientes con osteoporosis’ en la ‘Revista Colombiana de Reumatología’ sostienen que el déficit de este micronutriente es factor causal de muchas patologías; la principal, claro, la osteoporosis, por su rol esencial en el metabolismo del calcio y en la prevención de fracturas.
“En los últimos años se ha tratado de asociar la insuficiencia de vitamina D con el desarrollo de hipertensión arterial, enfermedad cardiovascular, cáncer e, inclusive, diabetes ‘mellitus’ ”, agrega el trabajo colombiano, realizado en pacientes con osteoporosis de una institución de alta complejidad de Cali.
Otra investigación, titulada: ‘Déficit de vitamina D. Revisión epidemiológica actual’, a cargo de médicos del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, menciona que estudios observacionales han mostrado una asociación de esta vitamina en la prevención de males como cáncer de mama y colorrectal, enfermedades cardiovasculares, diabetes y síndrome metabólico, entre otras.
No obstante, una arista del debate cuestiona incluso las pruebas generalizadas para detectar niveles bajos de vitamina D en las personas sanas. Un artículo del portal ConsumerReports.org afirma que no hay evidencia médica que las respalde y cita a expertos estadounidenses en prevención de enfermedades que en el 2014 coincidieron en que no está claro exactamente qué constituye un nivel bajo de este nutriente y, lo que es más importante, si tomar suplementos realmente ayuda a subir esos niveles.
Esa nota sugiere, de hecho, que la prueba sea solo pedida por los médicos para las personas con riesgos reales de enfermedades severas en los huesos, y no por otro tipo de condiciones. La polémica está abierta.
Así se obtiene de forma natural
Ya que el 90 por ciento de la vitamina D en el cuerpo es activada por el proceso que involucra la fuente solar, lo ideal es exponerse unos 20 minutos diarios con las precauciones necesarias. Entre ellas, evitar el sol directo entre las 9 a. m. y las 4 p. m., puesto que -a pesar de que los rayos ultravioleta son vitales en la producción- es en estos horarios cuando arrecian.
Hay que aclarar que la relación vitamina D y sol no está dada por el calor. Es decir, es suficiente la luz natural para la síntesis.
Puede buscarla también en alimentos como salmón, sardinas, atún, aceite de hígado bacalao y la yema de huevo; en comida fortificada con esta vitamina o en suplementos multivitamínicos, siempre y cuando sean recetados por un médico.
RONNY SUÁREZ
Redactor de Salud
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